Si hubiera que identificar los principales atributos del emprendimiento local, la palabra resiliencia estaría en los primeros lugares de la lista. Y es cierto: sabemos levantarnos después de cada caída, improvisar cuando faltan recursos, resistir en medio de la incertidumbre. Esa capacidad de sobrevivir en escenarios complejos nos define y nos ha permitido mantener vivo un ecosistema que hasta hace algunas décadas ni siquiera existía.

Hoy quiero detenerme en otra palabra que creo describe con mayor fidelidad el presente del emprendimiento en Chile: audacia. Es un concepto que, en vez de resistir, invita a atreverse. A pasar de la reactividad a la proactividad, porque la audacia implica mirar más allá del mapa conocido, arriesgarse a salir de la zona de confort y apostar por lo que otros todavía no ven. La audacia es lo que ha llevado a emprendedores chilenos a innovar en sectores tan diversos como la biotecnología, la energía, las industrias creativas o la alimentación, y a proyectar esas soluciones a mercados internacionales. Es la convicción de que no basta con sobrevivir en lo local: también hay que generar impacto en grande, con la seguridad de que desde Chile también se puede transformar el mundo.

La resiliencia nos permitió soportar las peores crisis -especialmente durante la pandemia-, pero es la audacia la que abre caminos nuevos. Y en ese tránsito hay algo muy valioso, porque cada vez más emprendedores están entendiendo que el éxito no está en aguantar, sino en atreverse a crear futuro. La audacia también implica vulnerabilidad. Atreverse es exponerse, es correr riesgos y aceptar que no siempre se gana. Pero, al mismo tiempo, es el único camino para lograr innovaciones que cambien industrias, exportar talento y fortalecer la economía del país.

Chile tiene un ecosistema que ha crecido y madurado, pero su verdadero liderazgo a nivel latinoamericano se juega en esta capacidad de ser audaces. Ya no podemos conformarnos con el discurso de la resiliencia como una épica de sobrevivientes, sino que proyectar las bases para que más personas se atrevan a escalar, a conquistar nuevos mercados, a expandir ideas con propósito y valor.

En los tiempos actuales hablar de audacia es apuntar a una visión y recordar que los emprendedores no nacimos solo para resistir las tormentas, sino para abrir rutas hacia territorios inexplorados. Creo que ahí está el desafío de los próximos años: hacer de la audacia una marca registrada desde Chile hacia el mundo.

María Elba Chahuán
Unión Emprendedora