Camila Contreras Pereira
Seremi de la Mujer del Biobío
En nuestro país el camino hacia el reconocimiento de los derechos de las mujeres ha sido largo y complejo. Durante décadas la violencia de género fue invisibilizada o reducida a un problema privado. Pero gracias a la lucha de generaciones de mujeres, hemos logrado avances en visibilizar y sancionar estas violencias. Sin embargo, hacía falta algo más: una mirada integral que reconociera que la violencia contra las mujeres no es un hecho aislado, sino una expresión de desigualdades estructurales que deben ser abordadas de manera coordinada por el Estado.
Como Seremi de la Mujer y la Equidad de Género, he conocido de cerca las historias de muchas mujeres de nuestra región. Mujeres que han sufrido violencia física, psicológica, económica, y también otras formas de violencia que hasta hace poco no tenían nombre ni reconocimiento legal. Casos de mujeres cuyas fotos íntimas fueron divulgadas sin consentimiento y que se sentían solas, sin herramientas para defenderse. Casos de violencia gineco-obstétrica, de acoso en el trabajo, de amenazas que no eran consideradas suficientemente graves para obtener protección. Muchas mujeres y familias que han transitado un largo peregrinaje en búsqueda de justicia a través de proyectos de ley que llevaban el nombre de aquellas vidas arrebatadas por la violencia de género.
Por eso, la aprobación de la Ley Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia de Género contra las Mujeres en 2024 es un hito histórico. Es “una ley en nombre de todas”, porque protege a cada mujer que ha vivido violencia y exige al Estado actuar de forma articulada para prevenir, sancionar y reparar. La ley incorpora medidas tan necesarias como la supervisión judicial de las cautelares para que las órdenes de alejamiento se cumplan, sanciona la difusión de contenido íntimo sin consentimiento; reconoce la violencia gineco-obstétrica, y crea un Sistema Integrado de Información para evitar que las víctimas tengan que relatar una y otra vez lo que vivieron.
Hoy el desafío es que todas las mujeres conozcan esta ley y puedan exigir su cumplimiento, que ninguna vuelva a sentirse sola. La violencia de género tiene un costo enorme en vidas, salud, oportunidades y desarrollo para toda la sociedad. Por ello, su erradicación es tarea de todas y todos. Invito a cada lectora y lector a informarse en www.leyintegral.cl y hacer de esta ley un instrumento vivo. No es en nombre de una sola mujer, es en nombre de todas.