Verónica Gómez Fernández
Trabajadora Social
Académica de la Facultad de Comunicación, Historia y Ciencias Sociales UCSC
La digitalización está transformando profundamente el ejercicio profesional en el ámbito del Trabajo Social, ya que modifica la forma en que se accede, gestiona y utiliza la información relevante para el manejo de casos y la toma de decisiones. Por ejemplo, las herramientas tecnológicas, como bases de datos digitales y sistemas de gestión de información, facilitan la organización y actualización de registros, aumentando la eficiencia en el seguimiento de casos y la intervención social.
También el uso de plataformas digitales y aplicaciones facilita la interacción inmediata entre trabajadores sociales y usuarios, a través de videollamadas y aplicaciones que monitorean el bienestar en tiempo real. Además, las redes sociales se han convertido en herramientas clave para campañas de concientización, socioeducación y el fortalecimiento de redes de apoyo comunitario.
No obstante, la digitalización en el Trabajo Social plantea desafíos éticos, como la protección de la privacidad de los datos de las personas, especialmente en contextos de mayor vulnerabilidad. La confidencialidad en entornos virtuales es otro aspecto crucial, que requiere la adaptación a normativas de privacidad y un uso seguro de la información almacenada en plataformas digitales. La implementación de estos sistemas debe llevarse a cabo bajo estrictos protocolos de seguridad para evitar accesos no autorizados y proteger la confidencialidad de los datos sensibles gestionados por los servicios sociales. Así, se destaca la necesidad de que los profesionales del trabajo social adquieran, desde su formación, competencias sólidas en habilidades digitales, que van desde el manejo de redes sociales hasta el uso de software especializado para la gestión de datos. En el caso de las herramientas de inteligencia artificial en el ámbito del trabajo social han permitido la identificación de patrones de comportamiento, la evaluación de riesgos, la oportuna sistematización y mejorar la precisión y la rapidez en la toma de decisiones. Sin embargo, esto también requiere una transparencia que permita entender sus limitaciones y sesgos inherentes, y evaluar sus implicaciones éticas.
Cabe destacar que los principios éticos fundamentales en el uso de la tecnología en el Trabajo Social incluyen la confidencialidad, la privacidad, el consentimiento informado y la equidad en el acceso a los servicios. La equidad digital es un aspecto crucial, debido a las barreras de acceso generadas por desigualdades socioeconómicas o la falta de recursos tecnológicos, lo que podría resultar en la exclusión de personas de ciertos servicios digitales, como ocurrió durante la pandemia de Covid-19.
Por lo tanto, los profesionales deben considerar estas desigualdades al diseñar y ofrecer servicios digitales a la población usuaria. En ese contexto, los derechos a la privacidad, a la información y a la educación digital son pilares fundamentales que deben ser respetados en el uso de las tecnologías en el Trabajo Social, contribuyendo a la construcción de una sociedad más justa e inclusiva.