En general, se puede utilizar este suministro para la conservación y sustentabilidad ambiental como la mantención de humedales.
Alejandra Stehr
Académica Ingeniería UdeC y Consejera del CPI
Luego de prolongados años de sequía, en febrero de 2018, se publicó finalmente la Ley 21.075 que regula la recolección, reutilización y disposición de aguas grises, creando grandes expectativas. Se trata de una norma esperada, especialmente, en tiempos de escasez hídrica en la zona centro-sur, lo que pone en riesgo la seguridad hídrica para el consumo humano y la industria.
Por eso, valoramos la publicación este mes de un reglamento que pone en marcha esta legislación y fija las condiciones sanitarias básicas para la reutilización de aguas grises, lo que se hace indispensable en tiempos de cambio climático.
¿Cuál es la importancia de esta norma? Establece las reglas y características que deben tener los proyectos de reutilización de aguas grises domiciliarias de menor tamaño, domiciliarios colectivos y sistemas de interés público, de manera que puedan ser presentados y autorizados por la autoridad sanitaria.
Además, el cuerpo legal señala cuales son los usos que se les pueden dar a las aguas grises que han recibido tratamiento. Por ejemplo, se permite el riego de jardines privados, de áreas verdes públicas y de campos deportivos.
En general, se puede utilizar este suministro para la conservación y sustentabilidad ambiental como la mantención de humedales.
También, estas aguas podrán ser fuente para riego de cultivos agrícolas y de especies reforestadas, frutales, cereales, viveros, praderas y protección de semillas, entre otros. La excepción es el riego de frutas y hortalizas que crecen a ras de suelo y suelen ser consumidas crudas por las personas o que sirven de alimento a animales, lo que puede transmitir enfermedades a los humanos.
Cabe destacar que -dependiendo del uso dado a estas aguas tratadas-, se debe cumplir con distintos parámetros de calidad.
Recordemos que también se permite la descarga de aparatos sanitarios, el uso en todo tipo de procesos industriales no destinados a productos alimenticios y fines de refrigeración no evaporativos.
Esperemos que la publicación de este reglamento permita enfrentar la crisis hídrica que vive nuestro país. No debemos olvidar que este avance en la reutilización debe ir de la mano con la implementación de tecnologías eficientes en el uso del agua en la industria y en técnicas de riego que permitan ahorrarla, con el fin de dejarla disponible en las cuencas para otros usos prioritarios para las comunidades y los ecosistemas.