PEDRO CISTERNA OSORIO
Doctor en Ingeniería Ambiental UBB
El manejo de los residuos sólidos domiciliarios, RSD, es un problema que exige una pronta y eficaz solución a nivel global, lo que no ha ocurrido, una causa de ello es el crecimiento desordenado de las ciudades, donde la gestión de los residuos no está considerada en la matriz de planificación urbana, tal que se constata que los países con mayores niveles de desarrollo y planificación, presentan y ejercitan una gestión de los RSD de mayor calidad.
El informe del 2018 del Banco Mundial, plantea que el crecimiento de los desechos en el mundo crecerá en un 70% hacia el 2050 y Chile no está fuera de esta tendencia global, y un mal manejo de esta situación, es una causa de degradación ambiental, sanitaria y de calentamiento del planeta, por tanto, la crisis de disposición de los residuos solidos que enfrenta la Región del Bio Bio, tiene consecuencias nocivas de enorme alcance. Este tema debe estar en la agenda de planificación de los municipios, del gobierno central y de los gobiernos regionales, es un imperativo político y ambiental.
En la gestión de los RSD, los municipios cumplen un rol relevante, dado que son los responsables de brindar este servicio a las comunidades que habitan los territorios respectivos y por ello es crucial su participación en las instancias de decisión que abordan y planifican este tema, ya que lo conocen con profundidad, amplitud y tienen una práctica y retroalimentación cotidiana y en tiempo real de lo que esta pasando.
Un manejo adecuado de los RSD es un factor incidente en el mejoramiento de las condiciones ambientales, sociales y económicas de las ciudades, con beneficios para todos los agentes de la sociedad, lo que requiere atención, dialogo, estudio, propuestas técnicas, gobernanza y financiamiento.
Todos estos procesos y desafíos serán logrados con un cambio actitudinal frente a esta problemática, tal que la persistencia, capacidad de propuesta, solidaridad en la gestión y responsabilidad colectiva y personal sean las bases de una nueva cultura, sustentado en un proceso educativo transformador, que tiene como norte mejorar sostenida y sosteniblemente la calidad de vida de sus habitantes, tal que se satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las futuras generaciones.