Pablo Gaete Villegas
Director de Balmaceda Arte Joven Biobío
En 1944, todavía plenamente vigente la industria del carbón; y mientras el mundo entero veía con esperanza el fin de la segunda Guerra Mundial, se inauguraba en Lota el edificio del Teatro que en el frontis del escenario llevaba una sigla para muchos hoy desconocida: CCIL. Efectivamente, la iniciativa de construir una infraestructura cultural para la comunidad minera de entonces, fue de la Compañía Carbonífera Industrial de Lota. La obra, encargada al arquitecto Eduardo Knockaert, fue por muchos años el espacio privilegiado de encuentro con las expresiones artísticas en la zona minera. El edificio, un sólido volumen de hormigón emplazado en una planicie del sector Lota Alto, es al mismo tiempo una obra limpia y vanguardista, pero que refleja también en sus detalles la presencia del art decó en la arquitectura chilena de la época. Muchos espectáculos de música, teatro, danza, incluso deportivos, se presentaron en el teatro de Lota. Pero la expresión artística con mayor presencia y masividad; y que marcó a muchas generaciones de jóvenes fue la industria del cine. Cuántos estrenos y rotativos se compartieron en ese recinto durante décadas.
Hace un par de semanas tuve la suerte de estar presente en la reinauguración del Teatro de Lota. Muchos recuerdos y emociones expresaban los representantes de la comunidad invitados a la ceremonia. Aunque muchos repetían que estuvo en deshuso desde el cierre de las minas en 1997 hasta hoy. Ello no es cierto, pues en este período también ocurrieron hitos culturales importantes con la presencia de destacados artistas nacionales. En 1998 se presentó el pianista Roberto Bravo con un teatro repleto de público que gozó de un espectáculo magistral. Fue un verdadero regalo musical del maestro a la comunidad lotina. Recordamos de ese mismo periodo la actuación de la folklorista y cantautora Isabel Parra, hija de Violeta, para un evento del Día de la Mujer. Por esos mismos años, uno de los grandes del teatro chileno como fue el actor Tennyson Ferrada presentaba para público escolar una de sus últimas obras, “El Auriga Tristán Cardenilla” monólogo basado en los cuentos del escritor Alfonso Alcalde. Y qué decir del estreno en el año 2003 de la película “Subterra” basada en el libro homónimo de Baldomero Lillo. Evento que contó con la presencia de su director Marcelo Ferrari y los principales actores y actrices en el mismo teatro; y que emocionó a cientos de lotinos y lotinas que participaron como extras en la misma superproducción filmada en gran parte en locaciones de la zona minera.
Con la reconstrucción del Teatro de Lota, una inversión pública cercana a los 3.000 millones de pesos, se agrega otro hito patrimonial al rescate de la cultura de la zona del carbón que ve con esperanza que la iniciativa “Lota Patrimonio de la Humanidad” pueda contribuir en un futuro cercano, a mejorar las condiciones de vida de la comuna minera. Solo es de esperar que las autoridades locales y regionales independiente de su sello político, estén a la altura de ese tremendo desafío, con planes y políticas públicas responsables y sostenibles en el tiempo. Pues la comunidad organizada en la Mesa Ciudadana de Patrimonio, Cultura y Turismo ya está haciendo lo suyo.