Sindicatos del sector sanitario y educativo se encuentran votando la huelga.
Felipe Merino Valenzuela
Alumno Ayudante del Programa de Estudios Europeos y del Departamento de Derecho Laboral UdeC
Son días complejos para el Reino Unido. Hace algunas semanas, la nueva Primera Ministra conservadora Liz Truss anunció al país una polémica reducción de impuestos, que incluía una rebaja fiscal a las rentas más elevadas.
Dicha medida provocó el hundimiento de la libra a su mínimo histórico en 37 años, junto con duras críticas de la oposición laborista y de varios parlamentarios conservadores, quienes advirtieron a su propio gobierno que votarían contra su reforma.
Lo anterior obligó a un giro de 180 grados por parte del gobierno de Truss. Su Canciller de Hacienda anunció que daría marcha atrás a la rebaja fiscal a las rentas más altas mediante un comunicado que rezaba ‘’lo entendemos y hemos escuchado’’, calificado por algunos como humillante.
Sin embargo, la ‘’crisis del costo de vida’’ en Reino Unido no da tregua, y según distintas voces de opinión, no parece que el gobierno esté dispuesto a enfrentar los históricos niveles de inflación, el descenso de los salarios reales y la pobreza alimentaria, que ya alcanza a millones de personas.
Frente a ello, una de las reacciones más enérgicas ha sido la de ‘’Enough is Enough’’. Se trata de un movimiento impulsado por organizaciones sindicales, sociales y comunitarias, buscando, según sus propios fundadores, que ‘’no sean los trabajadores quienes paguen por esta nueva crisis’’. En este sentido, el movimiento aboga por medidas que reduzcan el costo de la energía para las familias, un aumento de impuestos a los ricos, una adecuada política de vivienda y por terminar con la pobreza alimentaria en el país.
El pasado 1 de octubre fue una de las primeras grandes demostraciones de fuerza del movimiento, en que cientos de miles de británicos salieron a las calles en más de 50 ciudades. Además, los sindicatos ferroviarios emprendieron la huelga más importante en años, en que sólo uno de cada cinco trenes estuvo en circulación.
Actualmente, sindicatos del sector sanitario y educativo se encuentran votando la huelga, y más de la mitad de los británicos creen que el país debería abordar la crisis mediante elecciones anticipadas.
Si se quiere evitar que las fotos de largas filas de niños en comedores solidarios continúen siendo virales en redes sociales, parece razonable que sean los ciudadanos quienes definan el liderazgo del país frente a una crisis que amenaza especialmente a los más de 14 millones de pobres en Reino Unido