Opinión

Siete décadas de historia

Más del 80% de los ingleses apoyan la Corona, y esto porque la perciben como símbolo de tradición, templanza y unidad.

Por: Diario Concepción 17 de Septiembre 2022
Fotografía: Cedida

Daniela Cáceres Pradenas
Ayudante del PEE
Estudiante de 4to Año Derecho UdeC

Era una mañana común y corriente el 8 de septiembre en Londres. La gente trabajando y estudiantes en sus aulas cuando comenzó a esparcirse el rumor: “la reina está enferma”.

“Fake news” muchos dijeron, nadie la tomó el peso a la noticia dada la cantidad de veces que la posverdad había tergiversado la realidad. Pasaron las horas, el logo de BBC se tornó negro, se decreta “Operación London Bridge”; los rumores eran reales.

A las 16:30 sucedía lo que muchos historiadores creían imposible de vivir: muere la reina Isabel II después de siete décadas en el trono. La misma monarca que recibió la corona con una Inglaterra devastada y traumatizada tras la guerra, con la responsabilidad de levantarla de las cenizas y convertirse en una fuerza estabilizadora para su población. La misma que reinó en pleno auge de la resistencia africana, asiática y caribeña al colonialismo británico, y a su vez, acontecimientos históricos en distintas décadas: desde la guerra fría hasta la pandemia COVID-19,  o desde la catástrofe de Aferban (1966), hasta los atentados terroristas en el metro de Londres (2005).

Estando en pleno siglo XXI, la monarquía se percibe como algo arcaico y extemporáneo considerando las luchas ancestrales por derrocar gobiernos aristócratas. Entonces cabe preguntarnos: ¿por qué en Inglaterra persiste la monarquía? Esto se resume en pocas palabras: pasan los años y la Corona permanece por un tema simbólico más que funcional, y cómodo más que práctico.

Más del 80% de los ingleses apoyan la Corona, y esto porque la perciben como símbolo de tradición, templanza y unidad en su paisaje dentro de tanta polarización. Finalmente, Inglaterra es regida por una monarquía constitucional, por lo que las decisiones y manejo del gobierno radican netamente en el Primer Ministro y Parlamento, dejando a la corona con restringidos poderes en la práctica, pero con alta influencia a nivel global.

Hoy, Londres se encuentra a la mira de todos. Se han revivido testimonios de la princesa Diana, declaraciones controversiales del rey Carlos III, y distintas especulaciones respecto el devenir de la Casa de Windsor. Pero, dentro de todo este conflicto mediático, una cosa es clara: Isabel II fue una monarca que atravesó épocas oscuras y transiciones. Amada u odiada, vanagloriada o criticada, fue la representación visible de unidad y estabilidad para muchas generaciones en una sociedad de constante cambio.

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