Opinión

Participación en el contenido de la propuesta constitucional

El empuje de la participación es parte de una larga transición democrática que ha debido claudicar muchas otras veces.

Por: Juan Pablo Ríos 05 de Agosto 2022
Fotografía: Cedida

Nicolás Díaz Carrillo

Integrante Colectiva Justicia en DDHH

Además de un capítulo IV, especialmente dedicado a la participación democrática, la propuesta constitucional desarrolla la participación ciudadana a lo largo de todo su texto.

Es sin duda un salto relevante desde la Constitución vigente, la que se resume en contados mecanismos (plebiscitos nacionales, comunales y consultas municipales), un rígido estatuto de ciudadanía y de derechos políticos, y un laxo derecho “a participar con igualdad de oportunidades en la vida nacional”. Todo mediado por una estricta separación entre la dimensión social y política de la participación.

La propuesta, en cambio, consagra una visión de la democracia más amplia que la representativa (art. 151) y un derecho con determinados estándares (152), coherentes con lo desarrollado por la literatura especializada: sobre el efecto incidente o vinculante de la participación, la publicidad y acceso a la información, con un concepto amplio de “asuntos públicos” lo que permite prever un alcance a distintos niveles, etapas y en distintas materias, un reconocimiento de las dimensiones deliberativa y comunitaria, y un estatuto de ciudadanía que permite la inclusión de grupos históricamente excluidos y de especial protección (117).

Además, la participación adquiere un especial rol en distintos ámbitos: como principio del derecho a la educación  (35.4 y 42) y como parte del modelo de relaciones laborales (48). En la iniciativa para reformar o la tarea misma del reemplazo de la Constitución (383, 385, 387.2 y 388). En el modelo de Estado regional se consagra como obligación esencial de las entidades territoriales (191). En el ordenamiento y planificación territorial debiendo ser vinculante en las materias que determine la ley (197.4). Y así.

Todas estas propuestas de participación son parte de una larga posta. Solo a modo de ejemplo, se pueden observar en el informe final del Consejo Nacional de Participación Ciudadana (2017), o bien, en la primera mención y con mayor grado de acuerdo en la categoría de “instituciones” en todas las modalidades de participación del proceso participativo de Bachelet II. El empuje de la participación es parte de una larga transición democrática que ha debido claudicar muchas otras veces. Ahora tiene una oportunidad cierta de consolidarse

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