Opinión

El músico y el séptimo planeta

La fama del descubrimiento llevó a Herschel a ser nombrado Astrónomo del Rey en la corte de Jorge III. Así, el mundo perdìa a un músico regular y ganaba un gran astrónomo a tiempo completo.

Por: Diario Concepción 07 de Julio 2022
Fotografía: Roger Leiton Thompson

Dr. Roger Leiton THompson
Centro para la Instrumentación Astronómica (U. de Concepción), Observatorio Las Campanas (Carnegie Institution for Science)
y la Fundación Chilena de Astronomía.

“El martes 13 de marzo, entre las 10 y las 11 de la noche, mientras examinaba un grupo de tenues estrellas […] percibí una que parecía visiblemente más grande que las demás”. El músico y compositor William Herschel comenzaba así su reporte a una de las más antiguas sociedades científicas del mundo –la Royal Society de Londres– sobre el avistamiento de un objeto redondo y difuso (¿un cometa?) visto a través de su telescopio en 1781. Casi 2 décadas antes y con 19 años, William había llegado a Inglaterra como inmigrante buscando refugio y suerte. Creció en Alemania bajo la estimulante guía de su padre músico en cuya casa se comentaban las más controvertidas ideas del momento (para disgusto de la Sra. Herschel).

En su nueva patria, William sobrevivió como músico itinerante hasta instalarse como organista en la ciudad de Bath. Establecido, retoma la afición por el cielo iniciada antes con su padre. Sin planearlo, William conectó sus estudios de armonía musical, con las matemáticas y luego con la geometría, la óptica y la astronomía. Pronto compró las herramientas de un viejo pulidor de espejos y comenzó así una colección de telescopios cada vez más grandes, algunos mejores incluso que los del Observatorio Real en Greenwich. De día se ganaba el pan como músico, de noche barría el cielo registrando todo lo que aparecía en sus telescopios y en las noches nubladas mejoraba sus equipos y transcribía sus ideas, todo con ayuda de su hermana Caroline.

Después de aquel martes 13, Herschel siguió observando aquel raro objeto que se movía entre las estrellas. Conocida la noticia, astrónomos en Europa pudieron registrarlo también, no sin dificultad por ser menos hábiles y por tener peores telescopios que Herschel. Después de un año y combinando todas esas observaciones, se concluye que el supuesto cometa se mueve alrededor del Sol en una distancia 19 veces mayor que la órbita de la Tierra. Al contrario de los cometas, se movía en una órbita casi circular y nadie le vio una cola o envoltorio gaseoso. Para 1782 ya era claro que lo descubierto por Herschel era un nuevo planeta. Así, un músico y aficionado a la astronomía había expandido el tamaño conocido del Sistema Solar al doble.

La fama del descubrimiento llevó a Herschel a ser nombrado Astrónomo del Rey en la corte de Jorge III. Así, el mundo perdìa a un músico regular y ganaba un gran astrónomo a tiempo completo. En un gesto de gratitud (¿y adulación?), Herschel nombra al nuevo planeta “Georgium Sidus” (la Estrella de Jorge), bautismo que no cayó bien fuera de Inglaterra (sobre todo a los franceses, eternos rivales). Por años, otras sugerencias afloraron: “el Planeta Herschel”, “Neptuno Jorge III” y “Neptuno Gran Bretaña”. Finalmente, la propuesta del alemán Johann Bode (quien ayudó a calcular la órbita) quedó para siempre. Según Bode, el nombre debía ser mitológico, tal como con los otros planetas y ya que Saturno es el padre de Júpiter, el nuevo planeta debía llevar a su vez el nombre del padre de Saturno: “Urano ”.

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