Opinión

¡Desde Chile a generar valor para el mundo, hoy!

La economía espacial es de servicios y hardware, donde los satélites y cohetes son una fracción del negocio.

Por: Diario Concepción 21 de Junio 2022
Fotografía: Cedida

Alejandro López Telgie

Jefe de Carrera de Ingeniería Civil Aeroespacial en la FI UdeC

El Sistema Nacional Satelital, SNSat, es mucho más que satélites. Es clave en la reducción de riesgo y la disponibilidad de infraestructura para la integración y prueba de ingenios espaciales nacionales.

Si vemos el sistema, que en verdad es un programa espacial a mediano plazo. Materializa un proyecto muy esperado por la comunidad espacial nacional y que es mucho más que un reemplazo de satélite que cumple su ciclo de vida por otro que incorpora los avances tecnológicos: es un sistema nacional con 10 satélites, 3 estaciones, un centro de emprendimiento e innovación espacial, instalaciones de integración y pruebas, y otros.

Hay que leer entrelíneas y darle contexto, para entender que esto es un programa de desarrollo de capacidades tecnológicas para el país, donde se integran diversos actores para crear competencias que por sí solos no son posibles. Todo lo anterior para atender necesidades terrenales, de las cuales se han dado muchos ejemplos a lo largo del tiempo. Y que deben ser vistas como una inversión para que nuestro país capitalice y desarrolle oportunidades en la creciente economía espacial.

Como he dicho, en varias presentaciones y clases, la economía espacial es una economía de servicios y hardware, donde los satélites y cohetes, si bien fundamentales para la obtención de los datos, son una fracción del negocio. Con este sistema, el estado ha apostado por proporcionar capacidades e instalaciones que permitan a nuestros emprendedores y empresas iniciar desarrollos de base científico tecnológica. Hay que recordar que las predicciones para la economía espacial mundial, hoy en 360 billones de USD (1.2 veces el PIB de Chile), la ponen por sobre el trillón de USD en 2040, por lo tanto, estamos en el momento adecuado para entrar.

Como Ingeniero Civil Aeroespacial de Universidad de Concepción y habiendo seguido especializándome en el área alrededor del mundo, puedo afirmar que los profesionales nacionales tienen las competencias y que este sistema puede ser el símbolo que nos una y nos permita dar el salto.

Quiero agregar que detrás de este esfuerzo hay 120 millones de dólares y el trabajo de diversos equipos desde los 90s con los proyectos Fasat que han permitido ir consolidando una capacidad profesional en el país. También, a través de Becas Chile, como es mi caso, que ha permitido la formación de capital humano avanzado, los esfuerzos de las universidades y muchos esfuerzos personales. Si algo he comprendido en mis años en el área, es que las personas que entran a ella sienten una pasión impresionante.

Este sistema proporciona una base para el desarrollo de industria de base científico-tecnológica en Chile. Le permite, a través de instalaciones, y reduciendo el riesgo, desarrollar las capacidades para entrar a la economía de los servicios o datos tan característica del New Space. El desarrollo de ventiladores de emergencia en pandemia, por ejemplo, nos mostró, una vez más, que podíamos hacer cosas difíciles, con equipos interdisciplinarios e instituciones diversas cooperando. Es la innovación derivada de misión, como JFK con el programa Apolo o más recientemente Marina Mazzucato, la que permite alinear el esfuerzo técnico en visiones de largo plazo e ir por la creación de valor para nuestra sociedad.

Es entonces hora de creer en las capacidades nacionales, a compartir los riesgos y a integrar los sueños. Desde Chile al mundo.

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