Será la ciudadanía, convocada a plebiscito, quien tenga la última palabra sobre la consagración de estos mecanismos en la Constitución Política.
Rodrigo Castillo Jofré
Abogado y Magíster en Derecho Público
Colectiva – Justicia en Derechos Humanos.
Entre las diversas reivindicaciones ciudadanas que han sido parte de la agenda de las últimas décadas en Chile, la demanda de ampliar los márgenes de la democracia y la participación ha sido una de las principales, presentándose de forma explícita o implícita en manifestaciones, proyectos de reformas institucionales, y en el pliego de diversas organizaciones de la sociedad civil.
Ello no es de extrañar, considerando que es en esta disputa por ampliar los canales y formas de participación, donde la sociedad chilena ha ganado espacio en la toma de decisiones en materias que hasta no hace mucho estaban vedadas del escrutinio y la incidencia pública. Las políticas en materia de derechos sociales, como educación o previsión, las decisiones sobre proyectos productivos con alto impacto ambiental, la distribución de recursos a lo largo del territorio nacional, son algunos de los temas respecto de las cuales la ciudadanía ha hecho sentir su voz, en lo que constituye una manera de entender la política y la democracia que hasta hace poco no tenía cabida a nivel institucional.
Esta falta de canalización de las inquietudes y proyectos de las personas, se expresa de forma patente en el texto de la Constitución de 1980 aún vigente, al señalar escuetamente que el ejercicio de la soberanía “se realiza por el pueblo a través del plebiscito y de elecciones periódicas y, también, por las autoridades que esta Constitución establece”. Hoy, las nuevas formas de participación política, si bien mantienen la relevancia de las elecciones de autoridades representativas como un pilar fundamental, incorporan también nuevos mecanismos de democracia directa y semi directa, que vuelven a la ciudadanía agente protagonista y permanente de los cambios.
Frente a este desafío de abrir las puertas y encauzar los anhelos de participación, se explica en gran medida el contenido a este respecto del proyecto de nueva Constitución que, entre los capítulos recientemente aprobados, contempla uno relativo a la Participación Democrática, sistematizando diversos aspectos relacionados al régimen democrático, y caracterizándolo como inclusivo y paritario. Contempla además el texto, diversas formas de ejercicio de esta participación, a través de iniciativas populares de normas y de derogación de normas, plebiscitos nacionales y locales, mecanismos de participación en la toma de decisiones a nivel regional, e instancias colegiadas a nivel sectorial y comunal que permitan influir de manera permanente.
Será la ciudadanía, convocada a plebiscito, quien tenga la última palabra sobre la consagración de estos mecanismos en la Constitución Política. Ello es una muestra que la deliberación activa y permanente, es una característica de nuestro sistema político que ha llegado para quedarse.