Opinión

En honor a los héroes del Combate Naval de Iquique

Arturo Prat nos enseñó que, aunque la contienda sea desigual, nunca hay que arriar el pabellón. Ese es el mejor homenaje que le podemos dar.

Por: Diario Concepción 25 de Mayo 2022
Fotografía: Francisco Darmendrail

Francisco Darmendrail
Director Honorario del Instituto de Estudios Históricos José Miguel Carrera

Uno de los hitos que recuerdo de mi etapa secundaria era la conmemoración del 21 de mayo, en honor a los sucesos del Combates Navales de Iquique y Punta Gruesa respectivamente. Se realizaban actos en honor a los héroes del enfrentamiento y los profesores nos inculcaban la importancia de la figura de Arturo Prat Chacón, así como de la tripulación de la corbeta Esmeralda. Lo anterior no es casualidad, puesto que el estudio y veneración sobre la vida de Prat comenzó justamente con los maestros de escuela a finales del siglo XIX y principios del XX.

Se buscaba un referente que uniera a un país que necesita un modelo a seguir, en los valores de virtud, heroísmo y enfrentar la adversidad. Se iniciaron improvisados desfiles en honor a quienes dieron su vida por la patria en Iquique, llegando a promulgarse la Ley 2977 de 1915 que fijó el 21 de mayo, con el fin de conmemorar las Glorias Navales. Desde entonces, cada 21 de mayo se recuerda la gesta de Iquique, así como a todos quienes entregaron su vida por nosotros.

Arturo Prat y la tripulación de la Esmeralda, quedaron plasmados, no sólo en los anales de la historia naval del país, sino que también en toda la sociedad del país. Prat era una persona como usted que está leyendo la presente columna. Un marino y abogado que en sus tiempos libres enseñaba desinteresadamente a los obreros a leer y escribir, además de participar en causas benéficas. 31 años de edad tenía cuando fue abatido en la cubierta del Monitor Húascar, pasando a la inmortalidad, así como también quienes siguieron combatiendo en la Esmeralda.

Del total de marinos de la Esmeralda (198) sólo sobrevivieron unos 58. Muchos de los fallecidos no superaron los 16 años, niños quienes no se rindieron ante un adversario superior como era el Húascar, comandado por Miguel Grau, el caballero de los mares. El presente hecho no debe quedar en el olvido colectivo y no es que se trate de celebrar un hecho bélico. En el corazón de cada uno de nosotros está anclada la tripulación de la Esmeralda. En cierta forma todos los días debemos luchar contra la adversidad o un problema de salud, que nos pueden llevar a decaer nuestro espíritu, empero Arturo Prat nos enseñó que, aunque la contienda sea desigual, nunca hay que arriar el pabellón. Ese es el mejor homenaje que le podemos dar.

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