Por una parte, la dependencia energética de varios países de Europa del petróleo y gas ruso complican la toma de decisiones más firmes contra Rusia. No obstante, las sanciones acordadas por los 27 Estados Miembros, países como Alemania se han resistido a imponer la prohibición de petróleo y gas de este país.
Dra. Paulina Astroza Suárez
Directora Programa de Estudios Europeos.
El 9 de mayo se celebra el “Día de Europa”. Se recuerda la famosa declaración del ministro de Relaciones Exteriores francés, Robert Schuman, en 1950. Este paso decisivo, post II Guerra Mundial, fue un llamado a los europeos a crear las condiciones para vivir en un continente en paz, reconstruirse y asegurar un estado de bienestar a sus ciudadanos. Salvo la Guerra de los Balcanes, Europa ha vivido el período más largo de paz en su continente. Sin embargo, esta celebración se ha visto enlutada por los tambores de guerra que nuevamente suenan en su territorio. La agresión militar y ocupación parcial de Ucrania por parte de Rusia no sólo ha significado la muerte de muchas personas, la destrucción de ciudades, caminos, vías férreas y la clara violación del Derecho Internacional Humanitario, ha puesto a la Unión Europea ante dilemas difíciles de resolver. Por una parte, la dependencia energética de varios países de Europa del petróleo y gas ruso complican la toma de decisiones más firmes contra Rusia. No obstante, las sanciones acordadas por los 27 Estados Miembros, países como Alemania se han resistido a imponer la prohibición de petróleo y gas de este país. Críticas abiertas a la posición de Angela Merkel (pero para ser justos, de casi todas las fuerzas políticas alemanas) hoy se oyen cada día con más fuerza. Se le acusa de condescendencia con Putin y Rusia y de haberse equivocado al creer que a una mayor interdependencia comercial y energética mayor sería el control a los intentos agresivos de Putin.
Además, Merkel decidió abandonar la energía nuclear -Macron en Francia ha anunciado la creación de 17 nuevos reactores nucleares- y apostar a la transición energética. Pero esto toma tiempo y Rusia ya ha cumplido con cortar el suministro a otros países y amenazado a Alemania. Por otra parte, Hungría está resistiéndose a avanzar en las sanciones contra Putin. La cercanía ideológica de ambos regímenes cada día más autoritarios e iliberales, ponen en jaque las decisiones de las UE que se toman por unanimidad. Hungría tiene abierto un expediente en el bloque comunitario por no respeto del Estado de Derecho. Finalmente, en la OTAN las cosas también se mueven, pero con problemas. Finlandia y Suecia han decidido abandonar su tradicional posición de neutralidad y desean entrar a la alianza militar. Aquí es Turquía quien está poniendo cortapisas a estas adhesiones. El juego geopolítico continuará por largo tiempo, así como las bombas rusas.