Opinión

Para un país que grita por cambios, la estrategia es encontrarnos

Tenemos la fortuna de vivir la construcción de un nuevo pacto social. Este proceso constituyente, que tanto costó abrir, está hoy terminando su primera etapa de redacción. Finaliza la Convención como órgano: se acabarán los plenos, las comisiones, las votaciones de normas; pero no la discusión constitucional, que se proyecta para un par de años más.

Por: Diario Concepción 13 de Mayo 2022
Fotografía: Cedida.

Sindy Salazar
Abogada. Colectiva – Justicia en Derechos Humanos
Corporación y Oficina Jurídica.

Tenemos la fortuna de vivir la construcción de un nuevo pacto social. Este proceso constituyente, que tanto costó abrir, está hoy terminando su primera etapa de redacción. Finaliza la Convención como órgano: se acabarán los plenos, las comisiones, las votaciones de normas; pero no la discusión constitucional, que se proyecta para un par de años más.

No termina instantáneamente el trabajo -destacado por muchos convencionales- de asegurar la participación de la gente común en las discusiones que definirán nuestro futuro, nuestra política. No se acaba el proceso de ver, en directo, la conformación de nuestras instituciones, porque la Convención nos ha dado este ejemplo: un órgano vivo, heterogéneo, diverso, como nuestra sociedad.

El proceso constituyente nos entrega una y otra vez una experiencia como pueblo: se puede repensar la institucionalidad con nosotras y nosotros, los que siempre hemos estado al margen. Nos ha enseñado que podemos generar una mejor estructura estatal con grandes mayorías, las cuales se expresarán en el proceso democrático con mayor intensidad: en plebiscitos comunales y regionales, a través de iniciativas populares de ley y el fortalecimiento de la participación popular en general.

La Convención nos entrega un texto que es necesario hacer nuestro. En él se consagran aspiraciones largamente anheladas: una descentralización decidida a través de un Estado Regional, la consagración de derechos sociales, el reconocimiento de la perspectiva de género y el trabajo de cuidados, junto al compromiso estatal de visibilizar a los grupos históricamente excluidos del debate público.

El compromiso y voluntad de todas y todos tiene que validar no solo la normativa allí plasmada, sino este enorme proceso democrático, jamás antes visto en nuestra historia.

El trabajo para el apruebo de salida será un desafío importante, que requerirá una épica en la cual construir una sociedad más justa es un desafío colectivo, uno que en nuestra historia no tiene parangón. Porque llegamos para quedarnos, porque lo dijimos y lo reforzamos, es hora de probar que la democracia es más que un voto en la urna cada 4 años. La democracia nos necesita para construirla. Para un país que grita por cambios, nuestra estrategia es encontrarnos.

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