Los impactos de la crisis climática que enfrentamos golpean con mayor intensidad a las comunidades vulnerables.
Pedro Cisterna Osorio
Doctor en Ingeniería Ambiental, UBB.
El ultimo informe del Panel Intergubernamental de Expertos Sobre el Cambio Climático (IPCC), sostiene: “La evidencia científica acumulada es inequívoca: el cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y la salud del planeta. Cualquier nuevo retraso en la acción global concertada nos hará perder una breve ventana -que se cierra rápidamente- para asegurar un futuro habitable”.
Esta falta de coordinación entre las distintas naciones, hoy más evidente con la Invasión de Rusia a Ucrania, ha tenido como consecuencia que el calentamiento global sea de 1.1°C en la actualidad, lo que ha provocado distintas perturbaciones climáticas y su progresión constituye una amenaza para toda forma de vida.
La lógica económica imperante en Chile, que utiliza los recursos naturales sin considerar los impactos sobre los ecosistemas y las personas, trae consigo la degradación del planeta en todas sus dimensiones afectando los ciclos biogeoquímicos, que son los que sostienen el funcionamiento del mismo a traves de la producción de bienes y servicios ambientales para la vida de todas las especies.
Esta “forma de vivir” centrada en la economía, progresivamente va anulando la capacidad de mitigación de los impactos y va reduciendo la capacidad de adaptación de la naturaleza y de las personas tanto en su dimensión individual como comunitaria.
Chile es un país que ha impulsado un desarrollo económico con las características planteadas y sin ir más lejos el actual gobierno ha sido categóricamente sordo a los llamados del IPCC, aprobando a última hora proyectos que claramente deterioran la condición ambiental existente, como es el caso de la Central Los Rulos, Proyecto Minero Dominga, la Licitación del Litio y otros.
Los impactos de la crisis climática que enfrentamos, golpean con mayor intensidad a las comunidades vulnerables, aumentando las brechas de desigualdad e injusticia, por ello, la política económica en Chile debe cambiar de manera sustantiva y notoria, incluso debiésemos hablar y escribir de una Política Económica-Ambiental, tal que lo ambiental no sea un adjetivo sino parte del sustantivo.