Será recordada siempre en Concepción por los cursos de verano dirigidos a la población, por la programación de las obras del Teatro de la Universidad de Concepción y el funcionamiento de la radio universitaria, cuyo primer director fuera el profesor de Historia don Mario Céspedes.
Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía
Investigador del Archivo Histórico de Concepción
María Molina nació en Santiago el 26 de junio de 1912. Su madre fue doña Victoria Aqueveque Campos y su padre fue don Evaristo Molina Arias, de profesión contador, quien fuera héroe de la Guerra del Pacifico y participó en la batalla de Miraflores como corneta, resultando herido en este hecho. También estuvo presente, en su calidad de contador de las empresas salitreras de la época, en la masacre de la Escuela Santa María de Iquique del año 1907.
Doña María Molina estuvo casada con el profesor universitario don Hernán García Valenzuela, abogado y cónsul de Venezuela y Ecuador en Concepción, con quien tuvo un hijo, el conocido arquitecto y profesor universitario penquista Jaime García Molina.
La enseñanza primaria y secundaria de doña María, la recibió en el Colegio Alemán de Santiago, ingresando posteriormente a estudiar Derecho en la Universidad de Chile y egresando de dicha facultad. Una vez incorporada al mundo laboral, ingresa a trabajar en la misma universidad, acompañando a la destacada educadora chilena Amanda Labarca, en la década de 1930 a 1940.
Para el periodo de 1948 a 1956 trabaja en el Departamento de Extensión Cultural de la Universidad de Chile, también acompañando a Amanda Labarca. Por esta época es traída a Concepción por el rector de la Universidad de Concepción, don David Stitchkin Branover, para asumir el cargo de directora de Extensión Cultural de esta Universidad, reemplazando al destacado profesor y escritor Gonzalo Rojas, generando un nuevo programa de extensión dirigido a la gente de Concepción entre los años 1956 a 1962, época en que se crean las escuelas y cursos de veranos tanto para los nacionales como los extranjeros, que llegaron a ellos en gran cantidad.
Fue impulsada siempre por ideales humanistas laicos, hay que recordar que por parte de la familia García, de su esposo, hay dos grandes maestros de la Gran Logia de Chile, don Adeodato García Valenzuela y don René García Valenzuela, lo que lleva a doña María Molina a ser elegida la primera presidenta nacional de los Centros Femeninos Paramasónicos de Chile creados en la década de 1950.
Cuentan que, con la llegada del nuevo rector, don Ignacio González Ginouvés, quien poseía un carácter muy fuerte, tuvo una intensa discusión doña María Molina, referente a la función que el rector quería darle a la dirección de extensión. El carácter elevado de la discusión motivó la renuncia al cargo de extensión de doña María Molina y a su vez la renuncia a su cargo en la Universidad de su esposo don Hernán García Valenzuela.
Libre ya de sus funciones, las cuales fueron reconocidas y admiradas por la ciudadanía penquista, María Molina se dedicó al trabajo de consultoría de extensión universitarias, siendo contratada para estos eventos por universidades de Puerto Rico, Santo Domingo, México y Brasil.
En el último país permaneció ocho meses recorriendo 32 casas de estudio en el año 1969, dando a conocer en dichas casas como se hacía en Chile la extensión cultural universitaria.
La señora María Molina será recordada siempre en Concepción por los cursos de verano dirigidos a la población, por la programación de las obras del Teatro de la Universidad de Concepción y el funcionamiento de la radio universitaria, cuyo primer director fuera el profesor de Historia don Mario Céspedes.
Doña María Molina murió en Santiago el 23 de enero del año 2003. La noticia causó consternación en los penquistas que la conocieron y reconocen en ella una de las grandes impulsoras del desarrollo cultural de la Universidad de Concepción hacia la comunidad.