Opinión

Y nosotros, ¿cuándo?

Nuestros vecinos, Argentina y Brasil, conocen muy bien la importancia de invertir en el desarrollo espacial.

Por: Diario Concepción 14 de Octubre 2021
Fotografía: Ricardo Demarco

Dr. Ricardo Demarco
Profesor Asociado
Director Ejecutivo, Sociedad Chilena de Astronomía
Departamento de Astronomía
Universidad de Concepción.

En los últimos meses hemos sido testigos de logros que tomaron más de medio siglo en materializarse: viajes espaciales concebidos, financiados y ejecutados por particulares, o sea, por organizaciones distintas a aquellas de gran envergadura pertenecientes a gobiernos, como la NASA en Estados Unidos o ROSCOSMOS en Rusia. Más interesante aún es la primera misión espacial realizada por una tripulación enteramente compuesta por civiles, que no son astronautas profesionales, y operada también por una firma privada: Inspiration4. Estos eventos nos hacen pensar que después de tanto, poco a poco, el acceso al espacio se acerca a gente común y corriente. Por cierto que aún hay que tener mucho dinero para ello y en ningún caso los riesgos de tal operación son menores, pero al menos vamos en la dirección correcta.

Acceder al espacio es algo importante y así lo han entendido países como los Emiratos Árabes que desde el 2014 tienen su propia agencia espacial y este año pusieron una sonda en órbita alrededor del planeta Marte. Esta agencia se suma a las de países como Algeria, Angola, Egipto, Kenia y Turquía, entre muchas otras, según los registros de la oficina UNOOSA de las Naciones Unidas. He omitido la mención a las grandes potencias para resaltar cómo se han ido incorporando actores menos probables al ámbito espacial, para indicar lo atractivo que está resultando el invertir en aquello para naciones que varias décadas atrás tal vez ni siquiera se hubiesen planteado algo así.

Muchas personas se preguntan por qué gastar dinero en enviar gente o cualquier cosa al espacio, cuando hay tantos problemas que resolver aquí en la Tierra. Este cuestionamiento es válido, pero de igual manera es válido, o más válido aún, el plantearse el desarrollo espacial como una manera efectiva de hacer frente y solucionar gran parte de esos problemas. Pero, cómo puede ser eso posible? La respuesta es que sí lo es. ¿Acaso Estados Unidos no tenía problemas enormes de derechos humanos o necesidades domésticas, o incluso un conflicto bélico internacional, cuando en la década del 60 puso dos seres humanos en la Luna? ¿Acaso la India no tiene problemas internos de importancia y aún así posee un programa espacial que ha enviado naves fuera de la influencia terrestre? El desarrollo de un programa espacial es importante porque genera progreso y resultados que hacen crecer a una nación, permitiéndole mejorar la calidad de vida de su gente y preocuparse de cómo avanzar hacia el futuro. Eso es exactamente lo que pasó con el programa Apolo y gracias a todo ese desarrollo por llegar a la Luna es que tenemos la tecnología, comodidades y soluciones de las que gozamos hoy en día.

Nuestros vecinos, Argentina y Brasil, conocen muy bien la importancia de invertir en el desarrollo espacial. Perú también tiene su propia agencia espacial. Y nosotros, cuándo? ¿Por qué estamos atrás? Por qué no podemos aspirar a tener nuestros propios astronautas en el espacio que realicen experimentos enfocados a buscar soluciones a nuestros problemas? Tenemos mucho talento y, cómo dice el título de esa película nacional, “Chile Puede”. Lo que necesitamos es el compromiso del país con fondos reales, públicos y privados, para avanzar en la dirección correcta.

Felizmente, ya vamos en el camino indicado: esta década verá un desarrollo significativo de Chile en materia espacial con su nuevo Programa Nacional Satelital. Sin embargo, esto no es suficiente. El país se merece y necesita tener una agencia espacial y la correspondiente base legal que la sustente y garantice sus recursos. El espacio está ahí y hoy es el minuto de trabajar por inspirar a las futuras generaciones de chilenas y chilenos que, a través del área espacial, podrán aportar significativamente a generar el desarrollo y la calidad de vida que necesitamos.

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