Opinión

De Constitución y violencia

De aplaudirse la actitud violenta para reivindicar cualquier derecho que se dice amagado, se estaría aceptando la vulneración de otros derechos, aunque pretenda sumirse el sufrimiento de otros en un foso, cubriéndolo con silencio o fingiendo, excusados en fanatismos ideológicos, que ese dolor no existe.

Por: Diario Concepción 14 de Julio 2021
Fotografía: Raphael Sierra P.

Las constituciones surgen del antagonismo entre dirigentes y dirigidos, que a veces se manifiesta de manera intensa (como revueltas y revoluciones). Jean Rivero señalaba que las cartas fundamentales emergen cuando “hay olor a pólvora”. Los gobernantes ceden, por regla general, constreñidos y obligados, más por necesidad que por magnanimidad. Toda libertad adquirida ha sido una libertad conquistada. De hecho, los gobernantes que detentan el monopolio de la fuerza tienen tendencia a hacer uso de ella para sustraerse a cumplir con los deberes inherentes al Estado de Derecho. La historia del poder es sobretodo aquella de la violencia, incluso cuando no es necesaria para obtener la obediencia de los gobernados.

Las instituciones no constituyen una creación de la naturaleza. Son cosas establecidas por los seres humanos y cuyo desenvolvimiento depende de éstos últimos, tomando en consideración la paradoja o dualidad de la condición humana, de ser una manifestación vital individual y a la vez colectiva. Así, los seres humanos tienen el derecho de forjar su propio destino pero sin lesionar de manera injustificada otros intereses individuales o generales. El progreso moral y material está íntimamente ligado a la organización de la sociedad, siendo indispensable, además, la iniciativa de cada persona.

Las decisiones de cada ser humano para determinar su destino sólo serán posibles si se le confieren ciertas libertades que le permitan desenvolver su personalidad, asegurando las condiciones de igualdad indispensables para hacer posible el ejercicio de los derechos vinculados con estas libertades.

En los regímenes equilibrados la autoridad y la libertad se encuentran mutuamente temperados, del que deben erradicarse las posiciones radicalizadas y excluyentes. Sin un poder político organizado, la convivencia se hace imposible, degenerándose en una anarquía que puede impulsar reacciones tiránicas o la imposición de la ley del más fuerte. El artículo 16 de la Declaración de derechos del hombre y del ciudadano de 1789 sostiene que: “Toda sociedad en la que no esté establecida la garantía de los derechos, ni se encuentre asegurada la separación de poderes, no tiene una constitución”. Debiendo entender que no se trata sólo de palabras estampadas en un pedazo de papel. De aplaudirse la actitud violenta para reivindicar cualquier derecho que se dice amagado, se estaría aceptando la vulneración de otros derechos, aunque pretenda sumirse el sufrimiento de otros en un foso, cubriéndolo con silencio o fingiendo, excusados en fanatismos ideológicos, que ese dolor no existe.

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