Opinión

Los otros mínimos comunes

Llegó el momento que como sociedad, más allá de algún acuerdo político determinado, fijemos otro “Acuerdo de Mínimos Comunes”, uno que no es pasajero y no tiene que ver con la pandemia, uno que no distribuye beneficios sociales y no distingue edad ni posición social: La violencia, bajo ninguna circunstancia, puede ser aceptable como camino para la acción política ni para la obtención de beneficios del Estado.

Por: Diario Concepción 29 de Junio 2021
Fotografía: Cedida

Alejandro Reyes Schwartz
Abogado

Más allá del momento constituyente que vive Chile, donde la convención constitucional es la llamada a cumplir un encargo específico por mandato de la ciudadanía, la sociedad chilena se está redibujando, con amplios niveles de autonomía respecto a los líderes políticos, como tal vez nunca había ocurrido en la historia reciente.

La polarización del Chile actual es muy fuerte, sin embargo, las discusiones afiebradas siempre son parte del debate político; las triquiñuelas de los políticos, aunque no sean deseables, también son parte de la “Real Politik”; pero los epítetos belicosos y ofensivos no, ellos constituyen precisamente la línea roja, y obviamente la violencia física, o la invocación o apología de ella, cruzan dicha línea. La democracia permite todas las ideas, objetivos de política pública o formas de vida, salvo cuando la coacción o violencia física es el medio para llegar a ellas. La democracia nunca puede tolerar la violencia como forma de acción política.

Los últimos años hemos visto personas quemando ciudades, saqueando locales comerciales (grandes, medianos y pequeños), destruyendo mobiliario urbano, o vandalizando patrimonio histórico, bajo la excusa de la protesta social (incluso algunos los mal denominan “presos políticos”); hemos visto como un Concejal (Tiltil, 04-06-2021) hace un llamado a realizar un femicidio “para salir del aburrimiento, y más allá de ser Trending Topic en RRSS por algunas horas, podrá asumir el cargo sin inconveniente en los próximos días; en fin, hemos visto como se defienden las tomas (incluso ello está formalmente incorporado en un programa presidencial), que legalmente son un delito (usurpación), diciendo que constituyen una “expresión política”.

Llegó el momento que como sociedad, más allá de algún acuerdo político determinado, fijemos otro “Acuerdo de Mínimos Comunes”, uno que no es pasajero y no tiene que ver con la pandemia, uno que no distribuye beneficios sociales y no distingue edad ni posición social: La violencia, bajo ninguna circunstancia, puede ser aceptable como camino para la acción política ni para la obtención de beneficios del Estado, quien la ejerza se pone al margen de la sociedad y será rechazado por ella.

Habrá tantas ideas para construir Chile como personas habiten nuestro hermoso país. No existen fórmulas mágicas, y eso es lo lindo de vivir en sociedad: que la sociedad la construimos entre todos, sin embargo, si no se fijan mínimos civilizantes, y dejamos la vida en sociedad entregada a la ley del caos o a la ley del más fuerte, nada de lo que se haga se podrá construir sobre bases sólidas.

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