Opinión

De centro de salud a búnker

Por: Diario Concepción 20 de Abril 2021
Fotografía: Cedida

Atrás quedaron los años en que, para salir a hacer trabajo domiciliario, a los funcionarios y estudiantes de las carreras de salud, nos bastaba con ponernos el delantal y la credencial para que un aura de respeto nos protegiera en el desempeño de nuestro cometido.

Pero los tiempos cambian y las cosas son diferentes ahora. Con la pandemia, el personal ya no sólo ha debido resistir la tensión que implica el riesgo de contagio de la Covid-19, sino que además ha tenido que lidiar con diversas manifestaciones de violencia hacia los equipos de salud.

A los recientes destrozos y amenazas con objetos cortantes sufrido por los funcionarios del Hospital Van Buren de Valparaíso, se pueden sumar frecuentes hechos violentos dirigidos en contra de profesionales y técnicos cuya razón de ser es ayudar a la población cuando se encuentran más vulnerables aquejados por el dolor, la ansiedad, el miedo o la incertidumbre que produce una enfermedad, ya sea sosteniendo a la familia cuando deben mantenerse lejos de sus seres queridos o bien proporcionando apoyo y conocimiento para que puedan mantenerse sanos.

Pero la gota que viene a rebalsar el vaso es tener que ser testigos del triste espectáculo que significa ver a funcionarios de la salud obligados a paralizar sus funciones en los momentos más complejos de la salud del país, para demandar condiciones de seguridad laborales dignas que le permitan brindar un servicio de calidad a la población, porque una cosa es arriesgar la vida haciendo frente a una pandemia y otra muy diferente es tener que soportar amenazas, agresiones, violencia y exponer su integridad física y mental.

No es justo que nadie sea víctima de hechos violento, pero a qué nivel estamos llegando; cuando se atenta hasta contra quienes han sido reconocidos por ejercer su trabajo con la mayor devoción por los que sufren.

Aunque son las autoridades las primeras llamadas a tomar medidas urgentes y efectivas para proteger la vida y el bienestar de los equipos de salud, confío en que no aspiremos a que simplemente esta situación se enfrente blindando los establecimientos de salud para transformarlos en búnkeres, sino que como sociedad también nos hagamos responsables de contribuir a generar formas de relacionarnos que sean más fraternas, comprensivas y respetuosas.

Erik Álvarez
Enfermero y académico de la Facultad de Medicina UCSC.

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