Debemos procurar en la constitución un sistema de control que obligue al Estado a hacer bien su trabajo, a defender la seguridad de la población, a garantizar la innovación y responsabilidad social en cuanto a la búsqueda de soluciones, a incrementar la participación ciudadana.
Claudia Pavez Souper
Candidata a Constituyente Distrito 20
Periodista, magister © Dirección de Personas
y Desarrollo Organizacional
Este es un momento muy importante, estamos decidiendo nuestro futuro como país. Llevamos 30 años de democracia, avances en temas reducción de la extrema pobreza y una estabilidad económica que nos permitió contar con la confianza de inversionistas extranjeros. Agradecemos todo ese avance, el aumento de cobertura de la educación, más viviendas, mejoras en los beneficios en salud.
Claramente avanzamos, el problema es que dejamos a algunos atrás, provocamos un malestar fuerte, que se acumuló y sumó entre aquellos que ganan menos de 400 mil pesos. Vemos barrios completos encerrados en sus casas por el narcotráfico y aunque la pobreza de hoy sea distinta, uno de cada 10 de los nuestros viven inmersos en ella.
La rabia en un grupo de personas crece, la desilusión es grande y quieren que cambien todas las caras de la política y qué duda cabe si vemos que hay promesas -como la regionalización- que no llegan a puerto pues los parlamentarios de todos los sectores se dedican a pelear y bloquear los proyectos del bando contrario en vez de pensar en los intereses y el bienestar de su país.
Entonces estos desilusionados o indignados ven a políticos que no conocen ni reconocen los problemas reales o los conocen solamente durante las elecciones. A este grupo sumamos a los que se creían la clase media, quienes tras años de esfuerzo habían salido de la situación precaria, muchas veces a costa de créditos; pero siempre con mucho trabajo. Ellos sienten que no les llega ayuda, que la salud no llega a tiempo, que la educación es muy cara si queremos el éxito o felicidad de nuestros hijos.
Esta oportunidad de escribir nuestro futuro con una convención paritaria y los pueblos originarios representados. Es momento de terminar con la violencia, terminar con el concepto de derecha e izquierda, terminar con las etiquetas ideológicas. Es momento de hablar del futuro, construyamos una mayoría de personas que buscamos el bien común, que entendemos que el Estado puede recibir el apoyo de los privados para resolver las demandas sociales, que confiamos en el emprendimiento, en la innovación, en el cuidado del medio ambiente, que cree en la libertad y que no teme defender el orden público, la seguridad de las personas y el Estado de Derecho.
Debemos procurar en la constitución un sistema de control que obligue al Estado a hacer bien su trabajo, a defender la seguridad de la población, a garantizar la innovación y responsabilidad social en cuanto a la búsqueda de soluciones, a incrementar la participación ciudadana. Debemos integrar a personas a una nueva versión de nuestro país, a una nueva política con líderes de clase media, de regiones, independientes y que mejoren la convivencia nacional.
Estas elecciones marcarán nuestro futuro, nuestros próximos 30 o 40 años por lo que sólo si nos escuchamos y dialogamos podremos construir una política sin elites que nos represente a todos y que trabaje por las mujeres, las personas con capacidades diferentes, las minorías, los niños, los adultos mayores y todos quienes más lo necesiten.