Hoy no es tan fácil zafar de un comentario o actitud machista, ni justificar un panel compuesto solo de hombres. Es más, Chile será el primer país en escribir una Constitución con paridad de género.
Maria Victoria Ulloa
Colectiva – Justicia en Derechos Humanos
Corporación y Oficina Jurídica
Cada vez con mayor frecuencia escuchamos el vocablo “género” acompañar cualquier frase o tema. Ya no solo cuando de violencia se trata, si no al abordar temas de salud, trabajo, política, justicia, seguridad, entre otros. Hoy no es tan fácil zafar de un comentario o actitud machista, ni justificar un panel compuesto solo de hombres. Es más, Chile será el primer país en escribir una Constitución con paridad de género. Todo ello refleja el avance feminista de los últimos años en Chile, lo cual nos permite diversificar y profundizar el debate.
El 8 de marzo próximo se conmemora otro día internacional de la mujer, una oportunidad para analizar nuestras victorias como movimiento feminista, pero también para recordar cuanto nos falta para alcanzar la anhelada transversalización de género. Pero ¿Qué implica transversalizar el género? Según la ONU se trata de “el proceso de evaluar las implicaciones para los diferentes géneros de cualquier acción planeada, incluyendo la legislación, políticas o programas, para todas las áreas y en todos los niveles”. Se trata de ponerse los lentes morados y mirar el mundo con otros ojos, porque después de décadas de ver borroso, cualquier tema se puede abordar con una perspectiva de género.
Con esa tarea en frente, podemos preguntarnos donde está la perspectiva de género en el proceso de vacunación, ante el porcentaje de cuidadoras de personas de tercera edad, o el anuncio del ejecutivo por nuevas medidas para frenar la violencia en la Araucanía, ante la discriminación interseccional que históricamente han vivido mujeres indígenas. Podemos cuestionar también, cual será el accionar de los y las candidatas constituyentes si son electos y si comprenderán que la perspectiva de género debe teñir cada una de las letras de la Nueva Constitución.
Este 8 de marzo nos toca mirar atrás, sentir orgullo y continuar con la determinación que no nos detendremos en nuestras convicciones hasta construir una sociedad más democrática, incluyente y sostenible para todas y todos.