Opinión

Constitucionalismo Mágico II

Las soluciones y anclajes ideológicos del pasado no parecen en todos los casos ofrecer respuesta para los retos futuros.

Por: Diario Concepción 26 de Febrero 2021
Fotografía: Cedida

Augusto Parra Ahumada
Presidente Fundación República en Marcha.

Desprovistos de la mágica certeza ya sin catedrales ni profetas en la zozobra de la incertidumbre.

La emergencia climática, los cambios tecnológicos acelerados de la mano de la cuarta revolución industrial, los impactos de la pandemia , los desafíos de una gobernanza moderna y eficiente capaz de ofrecer respuestas sociales a la incertidumbre, la necesaria revalorización de un sistema de convivencia que acompañe a los desafíos presentes y futuros, el desafío de un futuro sostenible que abrace las ideas de la justicia y la solidaridad intergeneracional, lograr mantener una economía rentable que ofrezca posibilidades de progreso, pasando del extractivismo a la incorporación de valor a partir de la innovación, con impacto social y ambiental en un mundo de recursos finitos.

La capacidad de ofrecer esperanza, ya no necesariamente, reside en las viejas catedrales, (instituciones políticas) han sido sustituidas en muchos casos por la iniciativa de la ciencia, el aporte de la academia, de aquellas personas que han optado por cambiar sus hábitos de consumo, los que plantan huertas orgánicas en el jardín de su casa, las empresas de base innovadora y soluciones con base en las nuevas tecnologías, por quienes empujan la incorporación de bancas éticas y de desarrollo que comparten riesgos con las industrias creativas e innovadoras, por quienes contribuyen a la generación de ecosistemas de colaboración para el desarrollo, por los que reciclan e impulsan economías circulares, energías verdes, las industrias creativas y ciudades inteligentes.

Los nuevos liderazgos deben reemplazar a los viejos profetas, para asimilar los nuevos paradigmas, comenzando a ofrecer ventanas, donde había muros. Como señala Focault.

La nueva constitución debe reconocer y amparar la libertad y aquellos derechos que tiendan asegurar dignidad desde Estados que estén presentes en la dimensión necesaria. Para asegurar aquellos derechos fundamentales, entendidos por Bobbio, cómo no disponibles para las mayorías; por lo mismo son atributos protegidos de toda persona que, en cualquier sociedad decente, deben respetarse.

Sin embargo veo emerger la amenaza de un germen de “Constitucionalismo Mágico” que reside en la tentación de la “Inflación de Derechos”, que no necesariamente asegura su cumplimiento y un resguardo adecuado, que no, nos haría bien residiera en la judicialización de esos derechos o en la incapacidad de cubrirlos, en línea con las experiencias latinoamericanas.

Y por otro la amenaza ideologizadora de intentar una constitución que en virtud de los señalado en los primeros párrafos desconozca el aporte de los grupos intermedios, para caricaturizar una disputa entre un Estado con chapa de subsidiario con uno social.

Creo que más bien un Estado Social que establezca prioridad en el cumplimiento de derechos esenciales, con realismo acotados y con responsabilidad fiscal, no es incompatible con un Estado que ampara a los grupos intermedios y que entiende las posibilidades de progreso residen en soluciones mixtas, por una parte y por otra en la iniciativa privada como motor productivo y de progreso.

Las soluciones y anclajes ideológicos del pasado no parecen en todos los casos ofrecer respuesta para los retos futuros.

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