Opinión

Butacas-El Fin

Pagamos 100.000 pesos por butacas que costaban con suerte 16.000. Pagamos por algo de mala calidad, y todos lo sabían.

Por: Diario Concepción 03 de Enero 2021
Fotografía: Jorge Condeza Neuber

Jorge Condeza
Ingeniero Comercial

Esta semana volvió a la esfera noticiosa el caso remodelación Estadio Ester Roa Rebolledo. Luego de años de disputas entre la M. de Concepción, el IND, Gore Biobío y la empresa Claro Vicuña Valenzuela, las partes se aprestan a llegar a un acuerdo para terminar los juicios civiles.

Un poco de historia. Se licitaron las obras y la empresa Copasa no fue capaz de cumplir, lo que significó una licitación privada a mediados del 2014, adjudicando el Municipio a CVV por 30.560 millones de pesos. Entre las obras había algunas que ya habían sido licitadas, específicamente la tensomembrana y las famosas butacas.

Respecto a estas últimas es donde hubo definitivamente más controversia. Junto a los concejales Smith y Eguiluz se denunció que esta y otras partidas tenían un sobre precio estratosférico, y que específicamente las 31.000 butacas no costaban $3.100 millones que cobraba CVV sino que cerca de $482 millones producto de una licitación ya realizada por el IND. El concejo municipal de la época, al que asistió la ex ministra de Deportes para avalar el trato ya que se estaba adjudicando sin contar con la disponibilidad presupuestaria, no objetó ninguna partida y la obra partió.

El proceso de instalación de las butacas debía cumplir con ciertos requisitos, y específicamente se debía demostrar que las butacas cumplían las especificaciones técnicas, entre ellas la capacidad de autoextinción, el envejecimiento acelerado, el material, y los ensayos de tracción o flexión. Para ello se presentaron certificados de Idiem y Cesmec, los que establecieron que las butacas eran autoextinguibles y, además, se decoloraban a los 3 años y mucho antes de lo que establecía el contrato. Para facilitar la defensa de lo obrado procedieron a cambiar el contrato una vez instaladas las butacas y se desconoció absolutamente lo que decían los informes contratados.

La historia es más larga, pero entre estos y otros problemas, la Contraloría ordenó retener las boletas de garantía, lo que el municipio obviamente cumplió, y comenzaron las demandas y contrademandas. En una de estas últimas, el municipio, después de todo lo obrado, demandó a CVV indicando que las butacas no cumplían las especificaciones y que estaban decoloradas- acompañando fotos al juez- algo que Cesmec había dicho ocurriría antes de instalarlas.

Lo que ha trascendido es que se cambiarán algunas butacas. Pagamos 100.000 pesos por butacas que costaban con suerte 16.000. Pagamos por algo de mala calidad, y todos lo sabían. Y el municipio defendió, por años, que todo estaba bien, a pesar de que los propios informes de Contraloría decían lo contrario. Y la solución es reponer algunas cuando lo correcto es exigir en dinero toda la partida.

Pero como ocurre siempre el sumario nunca terminará, el sobreprecio ya se pagó y las irresponsabilidades y la desidia seguirán. Y pocos, muy pocos levantarán la mano para hacerse respetar. Triste, pero cierto.

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