Opinión

Una convergencia Democrática para el Progreso

Es momento de repensar los mapas y cartografías, desde las ideas de libertad y dotarles de expresión política desde de la ciudadanía.

Por: Diario Concepción 25 de Septiembre 2020
Fotografía: Cedida | Fundación República en Marcha

Augusto Parra Ahumada
Presidente Fundación República en Marcha

En tiempos de polarización, puestos aquellos principios básicos de convivencia colectiva en entredicho, enfrentados a evidentes fracturas sociales, a manos de distintas formas de violencia, resulta cada vez más necesario, preciso y urgente pensar nuevos mapas que abran espacio a entendimientos amplios de los sectores moderados, para afirmar su compromiso con la democracia, la paz como única vía posible para la resolución y procesamiento de las controversias y conflictos y la plena observancia del Estado de derecho, en cuanto mínimos comunes, para dibujar esos contornos.

Esos nuevos paisajes políticos no pueden reducirse solo a asimilar oriente y occidente, buscar equilibrios sensatos que tomen un poco de acá y un poco de allá o asimilarse a la socialdemocracia, sino deben ir más lejos y explorar enarbolar su propia dialéctica, sus propias utopías e ir al paso de una coyuntura y un futuro apasionantes que constituye tierra fértil para la reivindicación moral de la denominada, “Modernización Capitalista”, como base de una vía al desarrollo, posible, humanizadora, colaborativa y fundada en la gestión política de los impactos y externalidades, sociales y ambientales que han provocado la concentración y la ausencia de regulación, así como de conciencia colectiva y control social adecuados.

La democracia liberal, el libre emprendimiento y la globalización, en cuanto valiosos elementos que han constituido las bases de un progreso sin precedentes, ya no pueden bastarse a sí mismos, ni tentar a la distopia conservadora de no abordar los nuevos paradigmas. Debemos ir más allá y desde esos valores fundamentales, como base del progreso atrevernos a ser la alternativa racional, sensata con base científica y fundados en evidencia empírica al desarrollo integral, inclusivo y sostenible. Conciliando esos valores con políticas inclusivas, cohesivas, colaborativas, que se hagan cargo de la emergencia climática y vayan al paso de las transformaciones disruptivas propias de esta cuarta revolución industrial, para orientarle a las energías renovables, la sostenibilidad y acompañar la depreciación y remplazo del sistema productivo acelerado, de las políticas sociales necesarias, para el bien estar, la paz social y la cohesión en tiempos de incertidumbre.

Un futuro que no ceda en defensa de la libertad y los derechos fundamentales y los ponga a recaudo de toda forma de arbitrariedad, comienza en la valentía, el coraje y la fuerza moral de las ideas que no pueden verse amedrentadas ni por el lenguaje altisonante fundado en el resentimiento y la envidia de unos, ni el malentendido derecho a ejercer opresión sobre otros a nombre de la libertad.

Es momento de repensar los mapas y cartografías, desde las ideas de libertad y dotarles de expresión política desde de la ciudadanía.

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