Opinión

Acuerdo de Escazú y cooperación internacional

Un gobierno no puede jugar a ser ambientalista y consciente del cambio climático cuando le conviene. La cooperación internacional en materia climática y ambiental exige consistencia.

Por: Diario Concepción 12 de Septiembre 2020
Fotografía: Cedida

Pedro Cisterna Gaete
Candidato a PhD en Derecho, Universidad de Edimburgo.
Colaborador PEE e Investigador Programa en Derecho, Medio Ambiente y Cambio Climático, Universidad de Concepción.

Esta semana se publicó un informe del “World Wide Fund for Nature” que estableció que entre 1970 y 2016 las poblaciones de mamíferos, aves, peces, anfibios y reptiles se redujeron en un 68%. Se suman los megaincendios en California, la temprana temporada de huracanes en el golfo de México, y el inicio de los incendios en el Amazonas. Globalmente, vivimos una época de trastornos climáticos y ambientales que requiere acciones estratégicas y urgentes. El éxito de estas acciones necesita de un elemento esencial, cooperación internacional.

Cuando el 12 de diciembre del 2015 se firmó el Acuerdo de París, se celebró la ambición de los compromisos climáticos, pero también la capacidad de las naciones de alcanzar un acuerdo global de beneficio común. Todos los estados cedieron en sus demandas. Hoy, todas las naciones son parte del Acuerdo de París salvo una: Estados Unidos. Aislarse de los acuerdos internacionales ha sido el acento de Trump en su mandato. Estos golpes a la cooperación internacional dañan y obstaculizan sustancialmente la protección de los derechos humanos de los más vulnerables, el medio ambiente y las futuras generaciones.

El anuncio del canciller chileno de no firmar el Acuerdo de Escazú obedece a algo similar, aislarse. El gobierno chileno, promotor original del Acuerdo de Escazú, prefiere aislarse como Trump con París, en vez de continuar cooperando con sus pares latinoamericanos. Este tipo de señales debilitan la cooperación internacional frente a desafíos globales. Jurídicamente, resulta incoherente firmar y ratificar el Acuerdo de París y celebrar ser sede de la COP25, para luego negarse a firmar Escazú. No firmar Escazú es incoherente con el artículo 12 del Acuerdo de París, que llama a las Partes a cooperar en medidas que aseguren el acceso público a la información sobre cambio climático. No firmar Escazú es incoherente con el artículo 7 del Acuerdo de París, que llama a reforzar la cooperación entre los Estados y potenciar procesos participativos en la implementación de medidas de adaptación eficaces.

Un gobierno no puede jugar a ser ambientalista y consciente del cambio climático cuando le conviene. La cooperación internacional en materia climática y ambiental exige consistencia. Esperemos que Chile este a la altura y firme el primer tratado ambiental de América Latina. Si nuestro compromiso con el medio ambiente y los derechos humanos de comunidades vulnerables es real, no nos podemos restar.

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