¿Qué hay afuera?, ¿existirán seres como nosotros?, ¿más evolucionados?, ¿o quizás en etapas más tempranas de la vida?
Leidy Peña
Estudiante del Magíster de Astronomía
Universidad de Concepción
Muchas son las veces que nos hemos preguntado: ¿qué hay afuera?, ¿existirán seres como nosotros?, ¿más evolucionados?, ¿o quizás en etapas más tempranas de la vida? Para un investigador en astronomía, tener algún día la posibilidad de estar ahí en el momento del descubrimiento de vida extra planetaria, de estar ahí en el momento que analizar esa vida o más impresionante aún, de estar ahí para comunicarnos directamente con ellos, es un sueño que albergamos en una pequeña zona cerebral dedicado a la esperanza.
Desde que sabemos que existen otros mundos nos hemos preguntado si habrá vida en ellos y cómo podrían ser. Se han hecho cálculos de la posible cantidad de civilizaciones que podríamos encontrar, pero aún nuestros esfuerzos no han tenido frutos. Sin embargo, ante esta decepción no nos hemos rendido, seguimos en su búsqueda y seguimos preparándonos para su descubrimiento.
En las últimas décadas, investigadores de diversas áreas del conocimiento comenzaron a preguntarse ¿cómo puede ser la biología de seres vivientes en otros planetas?, así que se formaron colaboraciones interdisciplinarias: físicos, químicos, biólogos, astrónomos, geólogos, y cualquier otra disciplina ha sido bienvenida en el surgimiento de una “nueva” ciencia: la astrobiología. Ésta puede definirse como la ciencia que estudia el origen, evolución y distribución de la vida en el universo, y con ella podemos entender cómo surgió la vida en la Tierra y su evolución.
Los ecosistemas más extremos del planeta han sido un gran laboratorio, en ellos se han descubierto y se han estudiado organismos que sobreviven a altas presiones en el fondo marino, al frío glaciar de los polos, a las altas temperaturas en fuentes termales y a desiertos tan áridos como el de Atacama, llamados extremófilos. Ha sido una experiencia determinante para pensar que la vida puede ser viable en cualquier hábitat, y con la ayuda de las sondas que se han enviado para explorar nuestro Sistema Solar, esperamos saber si algunos de estos escenarios que vemos en nuestro planeta se pueda reproducir en algún satélite.
La astrobiología nos ha permitido crecer como científicos y también como individuos, tener conciencia de los recursos planetarios que actualmente poseemos, observar de manera cuidadosa la interacción entre la Tierra y los organismos vivos que en ella están, abrirnos a la multidisciplinariedad para permitirnos lograr mejores resultados en la caracterización de la naturaleza, vivir con pasión haciendo lo que nos gusta y transmitir esa pasión a todo el que quiera escuchar.
El camino es largo, pero interesante, así que todo aquel que esté interesado a seguir sorprendiéndose como un niño, a imaginar muchos mundos con muchos tipos de vidas y a filosofar con hipótesis sobre su origen, éste es un sendero con potencialidades de descubrimientos y avances, … y entonces ¿te animas a saber más?