Opinión

De parsimonia y angustia

No dimos el ancho, cosechamos el individualismo extremista que sembramos durante años.

Por: Diario Concepción 15 de Julio 2020
Fotografía: Abogado

Andrés Cruz Carrasco
Abogado, magíster Filosofía Moral

Hasta que de tanto esperar bajo el pretexto de una maduración del diálogo para determinar lo que era más “favorable” para los ciudadanos, se terminó por forzar que se empujaran medidas extremas para enfrentar las necesidades urgentes y ya desesperadas de muchos chilenos. El constante regateo para lograr sacarle al Gobierno un apoyo efectivo para socorrer a quienes más lo requieren, nos condujo a fracasar como sociedad para enfrentar de manera colectiva un desafío que era de todos. No dimos el ancho, cosechamos el individualismo extremista que sembramos durante años. Algunos celebran ante este gran fracaso, cuando al final cada uno va a tener que “rascarse” solo y como pueda, con sus propios ahorros previsionales, que la verdad sea dicha no son tan propios, para paliar los apuros del presente.

Pese al desesperado discurso de la fronda oligárquica que urge por enmendar lo que se trataría de un trágico error, o incluso se habla de “idiotez”, que afectaría la pensión de los trabajadores, aun cuando, siendo optimistas, ya son menos que mediocres para una gran mayoría, no generándose ninguna expectativa seria de su mejora en el futuro, por lo que aparecería como más provechoso utilizarlos ahora ante la brutal incertidumbre actual en el que ya proliferan las ollas comunes y una más que fundada angustia. Sin embargo, hay un enorme riesgo de generar altas expectativas de una solución que no aparece poder implementarse en el corto plazo de ser aprobada y que al golpear uno de los pilares indispensables para el sostén del financiamiento del modelo económico instalado, nos guste o no, podría no sólo afectar a los más privilegiados, sino que a todos.

Ha fracasado la institucionalidad constitucional que no contempla válvulas de salida ante estos episodios de los que se desprende que ya los que ocupan formalmente los cargos de gobierno no están gobernando. Esto ocurre en el contexto de una gran crisis política, que pone de manifiesto la necesidad de abrir de par en par, ahora con urgencia, un proceso constituyente en el que podamos asentar un sistema político que pueda gestionar los legítimos conflictos que puedan originarse del debate en una sociedad democrática pluralista y que no aspire a imponer un orden que beneficie a unos pocos y que, ante situaciones como las que estamos viviendo y ante la injustificada parsimonia e indolencia de la desconectada clase política, provocan que proyectos como el retiro de un porcentaje del fondo previsional individual no aparezca, ante el abuso y falta de legitimidad de las elites y en especial las AFP, como descabellado para la gran parte de la comunidad.

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