Opinión

Al encuentro del pensamiento nuevo

Un pensamiento proactivo y prospectivo, que mirando hacia el futuro evitaría “el eterno retorno” de desequilibrios económicos.

Por: Ricardo Cárcamo 26 de Mayo 2020
Fotografía: Gloria Abarca Berenguela

Gloria Abarca Berenguela
Doctora en Filosofía

Toneladas de bombas V estallaban en Londres, para aniquilarla, para hacerla desaparecer. La voz de Winston Churchill se escuchaba en la radio: “no hay que tenerle miedo al miedo y elevaba su mano con la V de la victoria. Otra gran guerra azota nuestro tiempo, un enemigo diminuto invisible invade fronteras, sin distinción de razas, sexo o poderes. Omnipotente muestra su poderío quitándole oxigeno al mundo. ¿Dónde buscar las causas de esta pandemia?

Tal vez sería necesario posesionarla en la conciencia humana. Desbordando sus límites, ha menospreciado su belleza, ha contaminado sus espacios, se ha apoderado de sus riquezas. Ha comido del fruto prohibido y, por último, ha objetivado al hombre en aras de lo económico. Cruel metamorfosis que tal vez contendría, latente en ella, el mortal virus.

Cabe preguntarse. ¿Cuál sería el antídoto? ¿Otra forma de ver el mundo, respetando todo atisbo de vida? O tal vez, ¿otra manera de pensar? ¿Un pensamiento nuevo? Uno proactivo y prospectivo, que mirando hacia el futuro evitaría “el eterno retorno” de desequilibrios económicos, de guerras, de campos de apátridas, producto de la autogeneración del poder.

La meta de este pensamiento sería la búsqueda de un renovado avant-gardismo, que lo llevaría a mostrar, abrir nuevos horizontes. Su pronombre preferido: ”nosotros seres humanos”. Su nacionalidad planetaria que se nutriría de la sabia de los grandes espíritus. Su forma de explicar el mundo, la narración, aquella que exaltaría la vida y haría retroceder la muerte. Se impregnaría del colorido del perfume de las flores, del brillo del sol, del sonido de la brisa. Emulando el arte de “ver” de los impresionistas. Su instrumento más preciado la intuición, la sensibilidad capaz de sacudir el cansancio, de una época que termina.

Y, por último, un pensamiento cuyo diálogo elaborado como expresión de vida de la inteligencia, apelaría al gran desafío. La elaboración de una “Carta Magna” internacional tendiente a construir las bases del “Estado del Porvenir”. Se revisarían el impacto mundial de los actuales sistemas económicos. Se buscarían nuevas propuestas para neutralizar los grandes desequilibrios sociales. Se analizaría el poder buscando estrategias, para evitar su auto reproducción.

Se elaboraría una “Ciencia del Bienestar Humano”. ¿Una Utopía? ¿O una puerta que se abre hacia otra época? En esta noche oscura que atraviesa la humanidad, la historia juzgará, y dignificará aquellos que se movilizaron para proteger y salvar vidas. Juzgará también aquellos que permanecieron protegiendo el vellocino de oro. “No hay que tenerle miedo al miedo”, porque al final de la gran batalla una pregunta fundamental será formulada al Centinela que de noche escudriñaba el horizonte. ¿Custo quid de nocte? ¿Ha sido pacífica la noche? Responderá, todo ha estado en calma, los primeros rayos de sol anuncian un nuevo amanecer.

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