Opinión

Homenaje a cien años de un sueño

Por: Diario Concepción 05 de Diciembre 2019
Fotografía: Gloria Abarca Berenguela

Gloria Abarca Berenguela
Profesora de Estado en Filosofía, Estudios Doctorales En Filosofía. Universidad París VIII. Magister en Sicología Social Universidad París VIII

Toda nueva etapa abre horizontes de esperanzas, no obstante el pasado nos proporciona lecciones alentadoras sobre las cuales es necesario reflexionar, para evitar que “el olvido le trabaje a la memoria” (Borges).

La Universidad de Concepción, creaba el Instituto de Filosofía, se pretendía elaborar un espacio de reflexión una especie de Ágora donde el debate no estaría ausente. La Universidad no escatimó esfuerzos para el logro de dicho proyecto. Contactó los mejores intelectuales proveniente de la Universidad de Chile y del extranjero, filósofos sobresalientes cuya labor fue distinguida posteriormente con el otorgamiento del Premio Nacional.

Félix Schwartman (Premio Nacional). Su curso abría caminos de compresión hacia las ciencias físicas, interpelaba a los estudiantes con preguntas esenciales relativas a la inmensidad del universo.

Carla Cordua (Premio Nacional), Roberto Torretti (Premio Nacional) matrimonio de filósofos. Temibles en sus interrogatorios debido a la exigencia de rigurosidad en las teorías de los pensadores. Su formación en Alemania delataba ese espíritu disciplinado.

Enzo Mella, de regreso de su viaje a Cuba analizaba la doctrina de Sto. Tomás de Aquino, ni una sola brizna de ideología se introducía en dicha exposición. Una honradez intelectual a toda prueba!

Rivano, maestro de la lógica. Llegaba apresurado de su viaje de Santiago, se sentaba mirando los grandes ventanales de la sala. Exponía las diferentes formas de silogismos, las falacias, conduciendo a los estudiantes a las más altas cimas del razonamiento deductivo. Quisiera pensar, que el verdor del paisaje que se reflejaba en los grandes ventanales, inspiraban el mundo lógico y matemático del profesor Rivano.

Rogelio Benavente, psicólogo proveniente de la Universidad de Chile, su presencia respondía al intento de consolidar el proyecto tendiente a crear, bajo el alero del Instituto de Filosofía, nuevos sicólogos. Lamentablemente dichos esfuerzos fracasaron. No obstante la permanencia y el profesionalismo de R. Benavente permitió a los estudiantes descubrir la complejidad de la conducta humana, he introducirse en las base y fundamentos del sicoanálisis.

Luis Oyarzún, personaje inolvidable llegaba rodeado de una especie de áurea exótica, proveniente de su viaje por la milenaria India. Su curso de ética y estética se transformaban en un crisol, en un caleidoscopio de creatividad. Su lenguaje unía mundos paralelos a través de la belleza de las imágenes. Cual flautista Hamelín , hacia despojar a los alumnos de sus apuntes, abandonar imaginariamente la sala de clases y… seguirlo!

Luis Oyarzún, personaje extrovertido poeta, escritor, incesante viajero, al igual que la diosa Indra observaba con mil ojos, el mundo y la naturaleza para transmitirnos su inigualable belleza!

El español, Soler a través de la riqueza de su lenguaje nos hacia descubrir el mundo vitalista del filósofo Ortega y Gasset.

¿Qué fue de los estudiantes que iniciaron su formación en el Instituto de Filosofía?

Jaime Concha y J. Goirdano ambos imparten clases en las Universidades de Estados Unidos.

Faundes, poeta y escritor desde organismos Internacionales ha trabajado contra el flagelo del hambre en África.

Miguel Dacosta, ex académico se ha volcado, a través de sus publicaciones, a analizar el pensamiento de don Enrique Molina.

José Chesta, fallecido dramaturgo.

Eduardo Nuñez, ex académico y ex decano de dicha Universidad.

Héctor Bahamondes, profesor del Liceo Enrique Molina. Un Maestro: dialogó, guió, aconsejó y amonesto cuando considero necesario a los estudiantes. Sabía que su misión era formar futuros hombres de Bien. Fue querido y respetado.

Beatriz Allende, figura sensible e introvertida. Su fugaz paso como estudiante dejó una constelación de interrogantes sin responder.

Personajes inspiradores que marcaron nuestras vidas. Época de “Oro” de la Universidad de Concepción, cuyo Rector, don David Stitchkin, intentó demostrar que la educación íntimamente ligada a la cultura, a la observación y proyección de la ciencia, podían abrir caminos de esperanzas hacia el desarrollo y progreso del país. Registro de una época eminentemente humanista, donde la cultura y la creatividad no estuvo ausente. Inauguración de las internacionales Escuela de Verano, con la presencia del premio Nobel de química Linius Pauling. Foros de escritores abiertos a toda la comunidad. Literatura, arte, ciencia se unieron en un sólo paradigma del saber. Fue el momento en que la Universidad brilló, a través de la formación de sus profesionales, con luz propia en el país como en el extranjero. Luz que continua proyectando el sueño de ese filósofo-humanista y visionario que fue don Enrique Molina. “Por el desarrollo libre del espíritu”. Ha quedado para siempre impreso como un sello indeleble en el Alma Mater de la Universidad de Concepción.

Etiquetas