Debíamos habernos dado cuenta que no hay puntada sin hilo, en los días previos al lanzamiento de la nave china rumbo a la Luna, el editor de ciencia de la BBC, muy interesado en la razón de tan noble emprendimiento, entrevistó a Ouyang Ziyuan, investigador chino del departamento de exploración lunar y del espacio profundo. Según la visión de este científico, la explotación de la Luna puede ser invaluable para la humanidad.
Hasta ahí todo bien, el sabio prosigue explicando que como en la Luna no hay aire, los paneles solares podrían operar de forma mucho más eficiente, un cinturón de estos paneles en nuestro satélite podría “sostener a todo el mundo”. La Luna también es tan rica en helio-3, un posible combustible para la fusión nuclear, que “podría resolver la demanda energética humana por alrededor de al menos 10.000 años”. “Está llena de recursos, principalmente minerales raros, titanio, uranio, que son muy escasos en la Tierra, y estos recursos podrían ser usados sin limitaciones”, fueron algunas de las aseveraciones del científico, con los ojos brillantes ante tan rentables expectativas.
No ha habido acuerdo, desde la reunión iniciada el 14 de marzo de 1978, impulsada por la ONU, concerniente a la Luna y la propiedad de sus riquezas naturales, se supone para evitar hacerla pedazos. Se lleva invertido en reuniones y sesudos seminarios, ingentes recursos materiales y humanos, aun así parece que nadie ha estado realmente convencido que el asunto fuera de relativa urgencia, la posibilidad del abuso es real. No ha bastado con la experiencia de la fiebre del oro en California, es como si el hombre estuviera condenado a repetir sus errores una y otra vez.
PROCOPIO