Opinión

América, un continente mestizo

Por: Diario Concepción 11 de Octubre 2019
Fotografía: Archivo | UdeC

Cada 12 de octubre, se conmemora un hecho que no deja de ser polémico, sobre todo desde 1992, cuando se cumplieron los 500 años de la llegada de Cristóbal Colón a alguna isla del Caribe que él bautizó como San Salvador, y que los nativos llamaban Guanahani.

El encuentro, pacífico en un primer momento, pronto devino en desencuentros. Fue lo que descubrió Colón a su regreso a América en 1493 cuando los jóvenes que quedaron encargados del fuerte Navidad no estaban: habían sido muertos por las tribus del lugar. Los desencuentros siguieron y en 1495 se dio la primera batalla documentada entre bandos españoles con aliados indígenas: fue la Batalla de la Vega Real. Desde entonces, esta fue la tónica de un período que se llama de Descubrimiento y Conquista, que duró hasta alrededor de 1580.

Esta dinámica fraguó nuestra identidad. Los primeros mestizos, engendrados vía matrimonio o por violaciones (por cruel que pueda parecer esta alusión), nacieron en las islas del Caribe producto de la fusión castellanoindígena, lo que marcó la pauta de lo que hoy somos: una mezcla entre los indígenas americanos, lo íbero (castellanos, extremeños, vascos, portugueses; judíos y musulmanes conversos, etc.) y lo africano (esclavos).

De este modo, descendemos de un crisol de identidades. Como dato, pensemos solamente que en América Precolombina habitaban entre 100 y 120 millones de indígenas. Su cuota de muertos a lo largo de los siglos coloniales (causado por peste y epidemias, más que por las guerras) redujo su población a niveles de supervivencia étnica, pero que en parte fue resguardado por el mestizaje.

Chinos y vikingos precedieron a Colón, pero no se quedaron. Hispanos, lusos y africanos en cambio sí. Los dos primeros, afanados en la búsqueda de oro y plata, no dudaron en destruir y esclavizar, pero también en construir (muchas veces a punta de fuerza) junto al indígena un nuevo mundo, en un subcontinente (pensando de México a Magallanes, diferenciándonos así de la América anglosajona) cuya identidad mestiza es nuestro sello, una marca de la cual debemos seguir sintiéndonos orgullosos, pero sin olvidar la forma en que hemos llegado hasta lo que somos hoy.

Carlos Eduardo Ibarra Rebolledo
Académico Pedagogía de Educación Media en Historia y Geografía,
Universidad San Sebastián

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