Opinión

Soluciones sin fijarse en gastos

Por: En el Tintero 14 de Septiembre 2019

No es la primera vez y ciertamente no será la última, que en diferentes partes del mundo ocurran tremendas sequías. Ocurrió también en España, en tiempos de Franco, con la indignación del caudillo que no entendía la injusticia de ese fenómeno, en un país que había rescatado de tanto ateo y hereje. Como era de esperar, en una sociedad regida y dirigida por el dictador y la Iglesia, era lógico que curas y monjas echasen una mano en esto de pedir aguas con rogativas antisequía y sacando los santos a la calle.

Había precedentes de acudir al alto cielo, sólo que en este caso interviene una autoridad civil, el año 1883, cuando en el pueblo de Castañas, en el estado mexicano de Chiapas, se produjo prolongada sequía. El alcalde agotó su paciencia e hizo publicar un terminante bando; “Considerando que el Supremo Hacedor no se ha portado bien con este pueblo, ya que en todo el año anterior tan sólo ha caído un aguacero y que en este invierno no ha llovido, decreto lo siguiente: si dentro de ocho días no llueve, nadie irá a misa. Si la sequía sigue otros ocho días , serán quemadas las capillas del pueblo. Si tampoco llueve la semana que sigue, se procederá a la quema de frailes y monjas, y al apaleamiento de beatas y santurrones y habrá licencia para cometer todas clase de pecados, para que así el Supremo Hacedor sepa y entienda de una vez con quién va a tener que vérselas en lo sucesivo”.

No hay registro de resultados, puede que haya llovido, de lo contrario se habría oído hablar, ya sea del apaleo de los beatos, o del alcalde. Si las cosas siguen como están por esto lados, ya hay ideas de posibles líneas de acción, a grandes males, grandes remedios.

PROCOPIO

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