Opinión

Jornada Laboral: las horas de la discordia

Tenemos que hacer sinceros esfuerzos por dialogar entre los distintos actores involucrados, para encontrar así puntos de encuentro, pues aquí la verdad parece que se encuentra por el camino del medio.

Por: Diario Concepción 14 de Septiembre 2019
Fotografía: Cedida

Roger Sepúlveda Carrasco
Rector Universidad Santo Tomás
Región del Bío Bío

Durante las últimas semanas el país se ha visto envuelto – por lo menos mediáticamente – en un intenso debate sobre la reducción de la jornada laboral, para pasar de 45 a 40 horas semanales de trabajo. Mucha tinta en prensa escrita, así como extensos minutos de radio y televisión, se han volcado con argumentos de distinto calibre, en favor y en contra de esta iniciativa, por parte de líderes políticos, tertulianos y opinólogos de todo tipo y color.

El proyecto, presentado inicialmente por la diputada Camila Vallejo, quien se ha caracterizado por liderar iniciativas de popularidad imbatible, claramente ha ganado el favor del público, aunque no así del empresariado pues en gran medida son ellos los que van a financiar la idea fuerza de la novel legisladora.

Siempre será beneficioso para un asalariado ganar lo mismo trabajando menos, pero este debe ser un análisis bastante más complejo que eso. Por ejemplo, se debe evaluar el costo de pérdida de productividad y competitividad, en circunstancias que nuestra economía no pasa por su mejor momento y se enfrenta a desafíos importantes de cara al futuro inmediato y al largo plazo, considerando el entorno internacional que enfrenta sus peores años de la década.

Esta situación me ha permitido reflexionar sobre cuál es nuestra propia cultura laboral. Distintos informes internacionales apuntan a que los chilenos somos de los que más horas trabajamos dentro del subcontinente, teniendo como referentes en las antípodas los países nórdicos, como Suecia, Noruega o Dinamarca, por un lado, (otra realidad, evidentemente) que intentan compatibilizar el trabajo con la vida familiar, o la propia Francia que redujo su jornada a 35 horas semanales; y países asiáticos, como Corea y Japón, cuyos trabajadores ni siquiera se toman las vacaciones o cuando lo hacen sólo toman una parte de ellas, por miedo a perder su empleo o a ser mal vistos por sus colegas. Tanto así que en Japón por ley ahora es obligatorio tomárselas.

Por cierto, también en Japón, recientemente, se observa un nuevo fenómeno: adultos mayores cometen delitos menores como robos o hurtos en supermercados o tiendas porque su salario de jubilación no les alcanza para pagar sus necesidades básicas, con el objetivo así de asegurarse un lugar donde comer y dormir, y, sobre todo, para tener compañía y alguien con quien conversar. Ello ha llevado a las autoridades niponas a tener que contratar especialistas como geriatras o auxiliares para atender a este nuevo tipo de público de los servicios penitenciarios del país oriental.

En fin, lo ya dicho, tenemos que hacer sinceros esfuerzos por dialogar entre los distintos actores involucrados, para encontrar así puntos de encuentro, pues aquí la verdad parece que se encuentra por el camino del medio. Tenemos que ser inteligentes y creativos para buscar la manera hacer calzar el círculo dentro del cuadrado, pues aquí hay mucho en juego, sobre todo para la pequeña y mediana empresa, y los cientos de miles de trabajadores que viven de un sueldo.

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