Como suele ocurrir, hay gente que no sabe de la existencia de leyes y, peor todavía, no saben que desconocer la ley no los libra de sus efectos, mala cosa, no se puede alegar inocencia, ya que las leyes son para conocerlas y respetarlas, ya que sin ellas cada uno de nosotros tendría su propia república, con olímpica indiferencia a las repúblicas de los demás, una de las mejores formas de andar a patadas por el mundo, en perpetuo estado de defensa de nuestras propias y arbitrarias definiciones de cómo debiera marchar el mundo.
Es eso lo que no terminan de entender los que maltratan a los animales, no saben, o prefieren no saber, que están protegidos por la ley, la 20.380, para ser más irritantemente exactos, que establece normas destinadas a conocer, proteger y respetar a los animales, como seres vivos y parte de la naturaleza, con el fin de darles un trato adecuado y evitarles sufrimientos innecesarios, eso en el primer artículo, y en segundo, más de cerca, obliga a que el proceso educativo, en sus niveles básico y medio, deberá inculcar el sentido de respeto y protección a los animales, como seres vivientes y sensibles que forman parte de la naturaleza. No hay modo de dejarlo más claro.
La noticia es sólo un indicio de otros aconteceres por describir en este país a veces descreído, se canceló la carrera de galgos, un evento organizado por la Municipalidad de Ñuñoa, después de la severa y dura crítica de usuarios de redes sociales y organizaciones animalistas. Aprovechando el aviso, que no podía ser más directo, el alcalde con evidente olfato político, decidió dar por cancelados otros eventos de parecida naturaleza, una carrera de perros y otra de burros, esta última, casi emblemática.
PROCOPIO