Opinión

Cuando un chileno haga una tapa a LeBron

Chile acaba de ser tercero en el Sudamericano de básquetbol U21, derrotando en el duelo por el bronce a Uruguay. Buen momento para confirmar el gran nivel de Haase y soñar con que 2020 puede ser el año para ver uno nuestro en la NBA.

Por: Paulo Inostroza 19 de Agosto 2019
Fotografía: Consubasquet

Cuando leo que se juntan Haase con Arroyo, me gusta ver en qué están. Quisiera que estuviese también Lorca. Sigo las noticias de Carvacho como loco, me ilusiono con Inyaco, cuando dicen que lo llamaron a entrenar a Estados Unidos. Es un sueño, pero imagino qué pasaría si algún día uno de ellos llega a la NBA. Soy de la época de Jordan y Magic y, por entonces, hablar de eso era una estupidez. Por esos días, casi no había chilenos de dos metros.

Hoy, proyecto cómo sería, me imagino una fila de gente comprando camisetas de básquetbol en el mall. Todos con la “32” o la “13” y un apellido de los nuestros. Nicolás Carvacho se inscribió este año en el draft para ser seleccionado en la NBA, pero se bajó a última hora. Promedió 12,7 rebotes a nivel universitario y 9,9 puntos. El otro año, manteniendo o subiendo ese nivel, entrará sí o sí. Felipe Haase sigue los mismos tiempos, son de idéntica generación, y en el último sudamericano (Chile acaba de ser bronce), fue el máximo anotador del certamen con 21,6 puntos de promedio.

Todo indica que 2020 puede ser un año histórico. Ambos son pivotes de nacimiento, aunque en la NBA ese puesto lo ocupan jugadores más grandes. ¿Se imaginan si solo uno entra? El 2000, los argentinos “Pepe” Sánchez y Rubén Wolkowyski debutaron en la NBA y abrieron una puerta hasta hoy disponible. En Chile, falta que uno llegue con la llave, que pavimente el camino para los más jovencitos que forman parte de lo que algunos ya llaman nuestra “generación dorada”.

En el sur de Chile, el básquetbol es deporte rey. ¿Se imaginan qué pasaría con los niños si tuvieran un referente entre los mejores del mundo? ¿Si lo vieran por Espn jugando contra Curry o LeBron? Sería el empujón que falta para un deporte que viene trabajando bien desde abajo, en varones y damas, y tiene sueños de grandeza. Sueños que hoy no parecen una locura.

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