Opinión

En busca de varias cosas perdidas

Por: En el Tintero 17 de Agosto 2019

Si no fuera porque hay gente que se dedica a hacer las cosas más inusuales, este mundo podría ser una soporífera e insoportable rutina, todos haciendo lo mismo, con iguales pasiones y oficios, un escenario aterrador.

Sin embargo, es todo lo contrario, hay cada loco con su tema y algunos de estos remas altamente convocantes, como el hobby de Robert Ballard, a quien le gusta encontrar cosas perdidas, no cualquier cachivache. Así, en 1985, descubrió el Titanic en lo profundo del océano Atlántico; localizó el Bismarck, un buque de guerra nazi y dieciocho barcos naufragados en el mar Negro.

A pesar de eso, Robert no es feliz, tiene una tarea pendiente; siempre ha querido encontrar los restos del avión que pilotaba Amelia Earhart, la primera mujer en cruzar el Atlántico en solitario en 1932, cosa que sólo había conseguido Charles Lindbergh cinco años antes. La hazaña, que realizó en un tiempo récord de 13 horas y 50 minutos, le valió la Cruz Distinguida de Vuelo del Congreso de los Estados Unidos. En una de sus travesías desapareció, en 1937, sin dejar rastros.

Bob estaba por perder las esperanzas, listo para hacer agregar su nombre a la larga lista expediciones que buscaron el avión, intentándolo por años y que habían fracasado, pero hace poco, otro grupo de exploradores encontró varias pistas, tan persuasivas, que cambió de opinión. Según la prensa internacional tiene algunas coordenadas para encontrarla, en un exótico atolón en la República de Kiribati, en el Pacífico.

Ojalá le vaya bien, si tiene éxito, le podíamos encargar encontrar varias otras cosas que andan medio perdidas, como el sentido común y las ganas de portarse bien, entre otros asuntos valóricos de difícil detalle.

 

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