Antes, cuando éramos felices e indocumentados, lo que el espacio contenía era misterioso y lejano, y en no pocas instancias, amenazante, como podría ser una invasión de indescriptibles alienígenas, en grandes naves repletas de armas, cuál más letal e incontrarrestable, ávidos de recursos terráqueos, como el agua o, mejor, de nosotros mismos transformados en nutrientes. Otro aspecto preocupante era el consabido posible choque con un cuerpo astral, o enorme meteorito a velocidades de espanto.
Actualmente los invasores del espacio podríamos ser nosotros, de hecho hay muchos astrónomos buscando algún planeta acogedor para poder cambiarnos de casa, ya que esta ya la tenemos hecha un asco. Mientras tanto, observando el espacio con ojo avizor, se detectan meteoritos con eventual vocación de impacto sobre este planeta azul, para ver la posibilidad de destruirlos como medida preventiva.
Ha surgido otra posibilidad harto más atractiva, que los meteoritos tengan metales valiosos, como ocurre con el último descubrimiento del asteroide Psyche 16, que está compuesto de metales, oro, hierro y níquel, cuyo valor se estima en 700 quintillones de dólares, una cifra que no se había mencionado desde los tiempos de Rico Mc Pato, que podría convertir en multimillonarios a todas las personas que hay en la Tierra.
Este objeto espacial está ubicado allí mismo, entre Marte y Júpiter, a unos 750.000 millones de kilómetros de la Tierra, la NASA planea explorar el asteroide a partir de 2022. Según el entusiasta fundador de Asteroid Mining Co., será el próximo “boom” de la industria minera. Por el momento no hay llamado a participantes voluntarios, pero habrá que estar atentos.
PROCOPIO