Opinión

Don Pedro, don José, don Dagoberto y los 100 años de la UdeC

No ostentan grados académicos, no buscan la figuración y menos aún las ansias de poder, pero tienen un valor tremendo.

Por: Diario Concepción 13 de Junio 2019
Fotografía: Diario Concepción.

Danny Gonzalo Monsálvez Araneda
@MonsalvezAraned

¿Quiénes son los que hacen la Historia? Para algunos son los grandes personajes, con figuración pública o que detenta prestigio, poder y riqueza, en otras palabras, serían las elites, los grupos dominantes o hegemónicos, por lo tanto, el resto no tendría protagonismo histórico; sin embargo, existen actores y sujetos que tienen historicidad y que desde sus particulares realidades se han convertido en protagonistas de la historia, en este caso, de nuestra Universidad.

Nos estamos refiriendo a personas que han entregado más de la mitad de su vida a la casa de estudios, los cuales alejados de todo ego o autorreferencia, han favorecido el progreso y desarrollo de la institución. Al respecto, tres ejemplos concretos. El primero es don Pedro (jardinero), quien desde tempranas horas de la mañana está realizando labores de arreglado y mantención de parques y jardines. Se le suele ubicar en los alrededores de la Plaza del Estudiante o por Ingeniería. De trato simpático y cordial, don Pedro tiene siempre tiene una palabra para establecer algún diálogo sobre los diversos aspectos de la vida, así como la no menos compleja tarea de cuidar los árboles, plantas y jardines que embellecen nuestro campus.

Un segundo caso, lo constituye don José, quién es el encargado de edificio de Rectoría o también denominado “mayordomo” del edificio. Don José, siempre vestido formalmente, es una fuente directa de lo que ha sido el paso y la vida de los diversos Rectores de la Universidad, desde fines de los sesenta y hasta el presente. Al igual que don Pedro, don José destaca por su amabilidad, deferencia y la conversación sencilla y respetuosa con temas que van desde los futbolístico hasta lo que ha sido su vivencia en la Universidad.

El último caso, es don Dagoberto. Un señor delgado, de estatura baja, pelo cano por el transcurrir de los años y de delantal blanco, pero no por ser médico o dentista, sino por su trabajo diario en la mantención y conservación de la prensa que está en la sección hemeroteca de la Biblioteca Central. Si esa sección se mantiene hoy de buena forma es en gran parte al trabajo que durante más de 47 años ha desempeñado don Dagoberto.

Gracias a su dedicación y compromiso, investigadores, docentes y alumnos han podido desarrollar de buena forma sus indagaciones. Pero no es solamente eso, su persona, al igual que don José y don Pedro, tienen la cualidad del respeto, cordialidad y el diálogo franco y lleno de sabiduría que entrega los años.

Pedro, José y Dagoberto no ostenta grados académicos, no buscan la figuración y menos aún las ansias de poder, pero tienen un valor mayor, como es el saludo cordial, el trato respetuoso, la deferencia y la sabiduría de los años. Por lo tanto, para ellos estas líneas como muestra de reconocimiento y agradecimiento por su aporte, contribución y compromiso con la comunidad universitaria y estos cien años de Universidad.

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