Opinión

El Juego

Por: Diario Concepción 18 de Abril 2019

Había una vez un niño muy serio, tanto, que sentía mucha tristeza al ver niños que pasaban sus días jugando. El había advertido que los muñecos, cochecitos, máscaras y demás juguetes, carecían de realidad y valor para los mayores, por lo tanto decidió prescindir de estos engaños.

Mientras todos los niños jugaban, el permanecía solitario, sufriendo al ver sus compañeros disfrutando de paseos y aventuras imaginarias, intento aliviarse con lecturas, pero pronto vio que también los libros estaban cargados de fantasías y relatos no siempre verdaderos. El niño entonces, se volcó a la contemplación de la Naturaleza, comprobando desolado que ésta también jugaba… y engañaba con luces, colores, formas y perfumes…

El niño buscó una explicación preguntando a los chicos que jugaban: ¿Por qué juegan? ¿No ven que los juguetes son mentira, que no sirven en la vida real? -Nosotros jugamos a ser hombres grandes-. Pero estos autos no son reales, no caminan por las calles y estas muñecas no son niños de verdad… -Eso ya lo sabemos, pero mientras usamos estos pequeños coches y estas muñecas, practicamos lo que haremos cuando seamos hombres y mujeres grandes, entonces no nos dará miedo los niños que tengamos o los vehículos que debamos manejar-, entonces, ¿saben que juegan con ilusiones? Claro que lo sabemos, pero no lo pensamos, si recordáramos a cada instante que nuestros juguetes son imitaciones no podríamos jugar, y necesitamos jugar, para ensayar lo que haremos mañana de verdad, por eso disfrutamos nuestro juego recreándolo como una realidad.

El niño solitario se volvió sobre sus pasos comprendiendo la razón de su eterna tristeza.

Conocer la verdad pero estar constantemente recordándola, no nos dará felicidad, por el contrario, siempre nos tendrá anhelando aquello que no tenemos y que aún no hemos alcanzado. Dada esta condición es que debemos esforzarnos por mejorar nuestro mundo con lo que tenemos a mano, con lo que la vida nos ha entregado.

Hoy cuando todos se quejan exigiendo que todo mejore, la pregunta es: cuándo vamos a mejorar nosotros, cuando vamos a hacer mejor aquello que es nuestra responsabilidad, cuando dejaremos de ver la paja en el ojo ajeno, para ver la viga en el propio.

Como decía Epícteto (Filósofo Estoico) “de todas las cosas que existen, unas dependen de nosotros y otras no dependen en lo más mínimo”… ocupémonos entonces, de lo que depende de nosotros, pues esa es, la única forma de dejar este mundo un poco mejor de como lo encontramos.

Alejandro Oliva Alarcón
Comentario al extracto de libro “Los Juegos de Maya”, de Delia Stenberg Guzmán, Directora Organización Internacional Nueva Acrópolis

Etiquetas