Opinión

La DC y el salvavidas para el Gobierno

Esta concesión de la DC al Ejecutivo es bastante más sensata de lo que a primera vista se observa.

Por: Diario Concepción 11 de Abril 2019
Fotografía: Cedida

Felipe Vergara
Doctor en Comunicación
Académico Unab

Pese a lo mucho que se critique a la DC, por el salvavidas que le dio al Gobierno apoyando la idea de legislar sobre la reforma tributaria, en el fondo esta concesión es bastante más sensata de lo que a primera vista se observa.

Independiente de si uno está de acuerdo con la propuesta tributaria entregada por el gobierno, hay un consenso entre los expertos de que la actual Ley es mala, tanto en su forma como en fondo y que, por ende, se debe corregir y eso obliga reformarla, lo que necesariamente pasa por el parlamento. Rechazar de plano la idea de legislar es cerrarle la puerta a la opción al menos de siquiera discutir en el Congreso cómo mejorar la actual.

Pero qué significa la idea de legislar, no es que se aprueba el proyecto tal como está, sino solamente que se está disponible para negociar sobre esta modificación tributaria; a modo de ejemplo, los parlamentarios podrían perfectamente rechazar todos los artículos dejándola en nada o aprobar sólo aquellos que consideren relevantes.

Donde si hay un riesgo es que la DC al momento de aceptar la idea de legislar, está tácitamente predisponiéndose a avanzar en la misma, lo que en este caso en particular puede ser complejo y ahí sí tiene un punto el resto de la oposición al negarse de esta idea de legislar.

La reforma planteada por el Gobierno tiene como base la integración tributaria, argumentándolo en un desafío pro inversión, pero tras ello se desprenden beneficios para los más ricos, lo que en un país tan desigual como el nuestro es a lo menos aberrante.

Hay determinados impuestos que parecieran lógicos, es el caso de las bebidas alcohólicas -antes lo fue al cigarrillo- y que se pague IVA por los servicios digitales (Netflix, Uber y Spotify, por ejemplo), que si va en la línea de nivelar la cancha con un impuesto para los más acaudalados; pero hay otros que no tienen lógica y pese a que Hacienda insista en que el corazón de la reforma procura apoyar a las Pymes y con ello impulsar el crecimiento y el empleo, al plantear una reintegración de las utilidades que no se invierten, se está haciendo lo opuesto, privilegiando a las grandes empresas con beneficios tributarios que no corresponden siendo que perfectamente se podría tener una integración y base devengada para las empresas grandes, y otra integración y base retirada para las Pymes; lo que en una discusión parlamentaria perfectamente se pueden modificar.

Volviendo al análisis macro, la DC abrió la puerta para poder discutir y enmendar las fallas actuales de nuestra Ley Tributaria; pero hoy en cambio nos estamos concentrando en el menudeo de la misma, perdiendo el foco de su objetivo matriz. Bien lo dijo el ex presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, “al final estamos dejando de lado lo fundamental de este proyecto, que básicamente pretende corregir una serie de errores de la reforma tributaria anterior”.

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