Opinión

La Oportunidad para una Ley Machuca

Por: Diario Concepción 31 de Enero 2019
Fotografía: Cedida

Felipe Vergara
@felipevergaram

Ante la arremetida del gobierno de Sebastián Piñera, con su proyecto de “Ley de Educación Justa” que busca reemplazar la actual Ley que aún está en proceso de implementación; la oposición decidió reaccionar al privilegio que esboza el proyecto educacional, con un proyecto definido como la “Ley Machuca” en honor a la historia vivida a principios de la década del ‘70 por el colegio Saint George (ABC1).

Frente a ambos proyectos, lo primero que se viene a la mente es por qué el gobierno está empecinado en dedicarse a un proyecto que sólo va a servir a un pequeño porcentaje de alumnos y no enfocarse en la gran mayoría de nuestros estudiantes; y por otro lado, por qué la oposición usa como bandera de lucha un proyecto tan importante como la “Ley Machuca” con el único objetivo de contrapesar fuerzas.

La discusión sobre la Ley Macucha se ha concentrado en analizar las complejidades de adaptabilidad para aquellos alumnos que quieran ingresar a los colegios de elite; sin embargo, nadie ha reparado en las ventajas que tienen los alumnos de esos colegios de lograr una integración con el Chile real. La división demográfica ha traído un quiebre socio/cultural entre las diferentes clases sociales. Los esfuerzos y buenas intenciones de algunos colegios de suplir esta falencia con trabajos de verano, misiones o ayudando en comedores populares no pasan más allá de buenas intenciones y que en nada cambian la percepción de unos hacia otros.

La diferencia es aún mayor en las grandes ciudades. Qué posibilidad tiene un joven que vive en la comuna de San Pedro de La Paz de saber qué es un “gueto Vertical” o más extremo aún, cuán factible es que dos estudiantes de la zona de Boca Sur puedan interactuar en Andalué. La Ley Machuca promueve esa integración, relevante para nuestras generaciones. Puede que nuestro ingreso per cápita supere los 23 mil dólares, pero su distribución sigue concentrada en unos pocos y ahí la Ley Machuca nos entrega una oportunidad.

Hoy abogamos por la inclusión. Muchos colegios ya acuñan el término integración para referirse a que están en condiciones de poder recibir niños con condiciones como autismo, síndrome de Down o con alguna carencia física. También ya estamos avanzando lentamente en la integración racial: colores, credos, etnias e idiomas se entremezclan paulatinamente en las salas de clases de nuestros hijos. El paso que viene es asumir la integración social y si para potenciar eso hay que aprobar una ley, bienvenida sea.

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