Stephen Hawking, el famoso profesor británico, no hace mucho fallecido, había declarado que la Tierra tenía un plazo de 100 años para morir, entre las causas para ese fatal destino describió varias; muerte de la raza humana por Inteligencia artificial, guerras nucleares, cambio climático y agotamiento de la Tierra.
Recomendó buscar un nuevo planeta, lo más parecido a este lindo planeta que con entusiasmo envidiable estamos haciendo pedazos todos los días. No se ve fácil. No se ha vuelto a viajar a la Luna, por algo será.
Recientemente, después de realizar el primer aterrizaje en la cara oculta de la Luna, sin tripulación humana, la misión Chang’e-4 de China fue también pionera en el primer experimento de biosfera en la Luna, a ver si podremos ir avanzando en este asunto de colonizar otros planetas y cambiarnos de casa. Una semilla de algodón, ha sido la primera en brotar, la única de otras que habían llevado, la idea no era mala, las plantas podían generar oxígeno y dióxido de carbono, para empezar.
Sin embargo, a poco andar, la Luna ha vuelto a ser lo que siempre ha sido durante millones de años: desértica y sin vida; la primera semilla germinada no pudo resistir los altos niveles de radiación y el frío intenso que se registra durante la noche en la cara oculta de la Luna.
Si bien es cierto la ciencia avanza, el tiempo también y si la primera a veces se empantana o vacila, el tiempo, no, por eso los cien años es poco plazo para tanta cosa que hace falta para embarcar un día y partir alegremente en un viaje de un par de años luz, más nos vale cuidar lo que nos queda aquí.
PROCOPIO