Opinión

Investigar

Por: Diario Concepción 10 de Enero 2019
Fotografía: Cedida

Dr. Cristián Medina Valverde
Instituto de Historia
Universidad San Sebastián
FONDECYT N° 1170184

La reciente puesta en marcha de un Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación destinado a impulsar y difundir estas áreas en nuestro país, se convirtió en un hito durante las últimas semanas. Para algunos, finalmente, se había dado un salto copernicano al reconocer que las diversas disciplinas que forman parte de la república de las ciencias constituyen elementos claves en el desarrollo nacional. Las ciencias nomotéticas y las ideográficas encontraban finalmente un domicilio público reconocido.

El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) define “investigar” como la acción de “indagar para descubrir algo”, o, “realizar actividades intelectuales y experimentales de modo sistemático con el propósito de aumentar los conocimientos sobre una determinada materia”. El vocablo posee varios sinónimos: buscar, explorar, averiguar, indagar, inquirir, rastrear, examinar; entre otros muchos. Cada uno de ellos supone diversas y complejas acciones que ponen a prueba sin duda la capacidad del investigador.

Investigar no es, ni mucho menos constituye, una actividad aislada, como suele pensarse erradamente. Por el contrario, su labor está muy conectada con la realidad que circunda al investigador y que lo interpela. Ella surge al detectar un problema, un vacío, una carencia, un enigma que desafía su intelecto y que al sobrepasar su propia capacidad disciplinar lo estimula a formar equipos de trabajo multidisciplinarios, lo que supone trabajar las habilidades blandas y una apertura disciplinar para acercarse de mejor manera a lo investigado. Es ahí cuando una buena coordinación entre los diversos especialistas resulta clave en el largo, fatigoso -y no pocas veces incomprendido- camino que supone cualquier investigación.

Investigar no es encerrarse en lo investigado. Es compartir conocimientos y retroalimentarse con los avances que otros miembros de la comunidad científica han hecho y así enriquecer la mirada propia para ser un real aporte a la sociedad.

La complejidad de los problemas actuales y pasados resultan ser poliédricos por lo que hoy se valora mucho este diálogo intelectual en el que varios expertos entregan desde sus respectivos ámbitos, soluciones, interpretaciones, y propuestas a las problemáticas presentadas elaborando mejores respuestas para los desafíos actuales de la sociedad y entregando valiosos elementos para la comprensión de un pasado que muchas veces sigue actuando en su presente.

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