Opinión

Memoria histórica

Por: Diario Concepción 18 de Octubre 2018
Fotografía: Diario Concepción.

Danny Gonzalo Monsálve Araneda
@MonsalvezAraned

Enmarcado en lo que fue la irrupción de los procesos revolucionarios de los años sesenta, los regímenes autoritarios de los años setenta y ochenta sumado a las transiciones democráticas de mediados de los ochenta y comienzo de los noventa, la historia reciente como campo historiográfico ha cobrado un valor central a la hora de analizar los derroteros por los cuales ha transitado la región y nuestro país y de lo cual Concepción no han estado exenta.

Al respecto, la historia reciente tiene varias particularidades, desde ser una historia en construcción, con problemáticas propias, la relación que se produce entre en historiador/a o investigador/a con los hechos, la presencia de protagonistas y actores que han vivenciado los acontecimientos, hasta el valor que adquiere la memoria, el testimonio y la oralidad, han sido elementos fundamentales a la hora de dar cuenta de aquellos hechos y procesos conflictivos, violentos y traumáticos que han marcado la historia y memoria reciente.

No obstante aquello, el desarrollo de estas áreas está al debe en Concepción, más allá de algunos trabajos puntuales y el esfuerzo que han impulsado ciertos académicos y alumnos/as universitarios, pero todo de manera personal. Por lo tanto, existe a nivel institucional, léase Universidad, un vacío de producción y acción del conocimiento que se haga cargo de manera formal de lo que es la memoria histórica reciente de Concepción y sus alrededores.

Si bien la ciudad tuvo un papel importante a nivel país en el siglo XIX, durante el periodo contemporáneo y reciente, el protagonismo de Concepción fue central en los grandes temas y debates nacionales y en ese terreno, la Universidad de Concepción no estuvo ajena.

Allí situamos entre otros momentos, las Escuela de Verano como espacios de sociabilidad política y cultural, el desarrollo del teatro a través del TUC, la irrupción del MIR desde las aulas universitarias penquistas, la circulación de ideas económicas y sociales en los 60, el proceso reformista de 1968, el auge de la izquierda y del movimiento estudiantil y obrero, la participación en la vía chilena al socialismo, así como la represión de la cual fue víctima la zona tras el golpe de Estado y el posterior proceso de rearticulación de los diversos actores políticos y sociales en la luchar por la recuperación de la democracia y los derroteros hacia la transición democrática.

Todos estos acontecimientos y procesos, entre otros, están marcados y cargados de una historicidad y memoria histórica de la cual nos tenemos que hacer cargo y que mejor que impulsarla institucionalmente a través de una cátedra en el contexto del centenario de nuestra Universidad de Concepción.

El desafío y propuesta están hechas, hagámonos cargos de ella.

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