Opinión

¿Coherencia u obsecuencia y condescendencia?

Por: Diario Concepción 09 de Agosto 2018
Fotografía: Diario Concepción.

Danny Monsálvez Araneda
@MonsalvezAraned

La coherencia se tiende a considerar un valor positivo en las personas; en una sociedad en la cual los principios, valores, la palabra empeñada y los compromisos se suelen transar como mercancía; es decir al mejor postor o bien son elementos líquidos, con muy poca solidez, que una persona logre mantener en el tiempo determinados puntos de vista, suele ser cosa extraña o bien digna de destacar; sin embargo, la coherencia puede estar en el límite de la obsecuencia; es decir, de aquella condición en la cual una persona con tal de parecer firme en sus opiniones y puntos de vista, es capaz de violentar determinados valores que se asumen como universales y transversales a toda sociedad, es el caso del respeto y defensa de los derechos humanos.

Uno de aquellos casos, lo constituyen los defensores de la dictadura chilena, por ejemplo de los Hermógenes Pérez de Arce, Gonzalo Rojas Sánchez y Patricia Maldonado. Todos ellos, catalogados de coherentes por sus simpatizantes y adláteres, han mantenido una defensa pública del régimen de Pinochet, incluso teniendo tribunas privilegiadas desde donde exponen las bondades de la dictadura. Sin embargo, la coherencia de la cual tanto gusta presumir a estos personajes tiene ciertas características que nos hacen pensar si realmente es un valor positivo y puede seguir siendo destacable, después de todo lo que hemos sabido sobre las atrocidades que se cometieron en aquellos años.

En el caso de estos sujetos, estamos hablando de una coherencia (discurso público) que se mueve entre el negacionismo y el relativismo sobre las sistemáticas violaciones a los derechos humanos en Chile durante la dictadura cívico-militar. Su argumento es que de ambos lados existieron bajas y murieron personas. En segundo lugar, asignar un valor positivo al régimen de Pinochet, siendo éste quien “reconstruyó” el país a un costo mínimo (de víctimas). Y por último, el apoyo, defensa, amistad o simpatía con criminales, asesinos y violadores de derechos humanos; por ejemplo, con aquellos que están presos en Punta Peuco.

En vista de lo anterior, cabe preguntarse ¿qué de positivo puede tener la coherencia de una persona cuando sus argumentos se basan en el apoyo, defensa o afinidad con una dictadura y sus atrocidades? Por lo tanto, más que “valorar” o “reconocer” la coherencia de estos sujetos, estamos en presencia de una obsecuencia que sólo busca legitimar y reproducir discursos del odio, así como la negación y el relativismo con torturas, asesinatos y desapariciones. Siendo lo más grave aquellos medios de comunicación que bajo el argumento del pluralismo y la libertad, son condescendientes y cómplices de este tipo de personajes y sus discursos.

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