Opinión

Transexualidad

Por: Diario Concepción 19 de Julio 2018
Fotografía: Cedida.

Dr. Jorge Cabrera Ditzel
Prof. Titular Obstetricia y Ginecología UNAB

La ocurrencia de la transexualidad ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad, algunas culturas la han aceptado o rechazado con distintos matices, situación que ha perdurado revelando grados variables de desconocimiento puesto que su concepto y explicaciones constituyen una problemática científica y social en desarrollo.

El término transgénero se define como la identificación de una persona con el sexo opuesto a su sexo biológico, situación originada de acuerdo al conocimiento actual durante el desarrollo de la gestación, por lo que la persona nace con esta condición.

Las investigaciones recientes de estudios de neurociencia, han demostrado que la identidad sexual, independiente del sexo biológico, se refleja en la forma de las conexiones neuronales entre las regiones cerebrales, como también de las diferencias de la corteza cerebral y otras, ocurridos en el transcurso del desarrollo del sistema nervioso del embrión y feto modulados por la influencia de las hormonas sexuales.

Las personas transexuales, que se estiman en 0,03% de la población total, no siempre desean modificar las características sexuales externas que no se corresponden con el género con el que se sienten identificadas. Otras intentan, generalmente a partir de la pubertad y gracias al progreso científico y médico quirúrgico, adecuar su cuerpo con el género autopercibido opuesto, por lo que asumen una transición actualmente apoyada por terapia hormonal, cirugía de reasignación de sexo, otros procedimientos médicos y un consiguiente acompañamiento psicológico.

Todo esto en el entendido que esta decisión haya sido un proceso maduro de consolidación y reafirmación cumpliendo con los requisitos para el tratamiento y con los informes de salud mental, con diagnóstico de un desorden de identidad de género, reafirmado por las entrevistas necesarias con el paciente y que la cirugía de reasignación de sexo sea el modo adecuado para este tratamiento paliativo contribuyendo a mejorar su calidad de vida y la constitución de su identidad de género.

La cirugía incluye varios procedimientos en cada caso como, amputación de pene, formación de neovagina, extirpación de testículos, de útero, de mamas, confección de un neopene, escroto y otras para ayudar a mejorar las características del fenotipo y también cumplir con el objetivo de disminuir la importancia de los caracteres sexuales secundarios del sexo rechazado.

Existen estudios sobre transexuales que han modificado su condición sexual de hombre a mujer, mediante la extirpación del pene, que padecen de la sensación de que un miembro que ha sido amputado sigue conectado al cuerpo y funcionando con el resto de éste, sensación que es en mucha menor medida que los hombres que han sufrido la extirpación del pene por otras causas.

Esta observación sugiere que esta diferencia podría deberse a que exista una imagen predeterminada de género específico en el cerebro de los transexuales, que no se corresponde con el género externo, por lo que el cerebro de estas personas habría desarrollado una imagen del cuerpo antes del nacimiento que podría no corresponderse con la expresión fisiológica del individuo, por lo que la transexualidad debería ser entendida no como anomalía sino como parte natural del espectro del comportamiento humano.

En nuestro país desde hace unos pocos años el Estado comenzó a financiar los tratamientos de la intervención en salud mental, adecuación corporal hormonal y adecuación corporal quirúrgica que en su conjunto duran cerca de dos años de intervención, amén de formular programas para suplir la falencia de profesionales especialmente para la readecuación genital quirúrgica que requiere de capacitación que con una experiencia esporádica explica la falta de cirujanos especialistas en el área.

Con el análisis del seguimiento a corto, mediano y largo plazo de los casos intervenidos podremos enfocar de una manera más objetiva los esfuerzos que permitan a estas personas una vida llevadera con una inserción social adecuada, porque aún falta un debate y reflexión de la sociedad sobre esta problemática en el orden médico, psiquiátrico, psicológico, jurídico y ético.

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