Opinión

PACYT: Corazón y espíritu creativo

Por: Diario Concepción 17 de Junio 2018
Fotografía: Archivo | Twitter

Luis Manuel Aguirre España
Asesor Estratégico, MBA y
Magíster en Comunicación Social

En los últimos meses se han presentado distintas opiniones complementarias, contradictorías y algunas antagónicas acerca del proyecto y la implementación del Parque Científico y Tecnológico, proyecto emblema regional que se popularizó con la comparación del Sillicon Valley chileno.

Tales argumentos que hoy se presentan en el marco de una iniciativa regional de continuidad de la administración pública, se han visto reducidos a los aspectos formales, caricaturizándose incluso la iniciativa como un mero negocio de inmobiliario privado financiado por medio de recursos públicos. Situación que a todas luces reduce una propuesta de vocación regionalista estratégica y de fomento producto para los nuevos escenarios de Chile, Latinoamérica y la glocalización económica mundial.

En este sentido, y desde un plano estratégico regional el Pacyt debe observarse en su fondo como un motor de desarrollo tan emblemático como lo fue la fundación de la propia Universidad de Concepción y su vocación vanguardista, regional y trascendente que alcanzó connotaciones internacionales y mundiales a partir de la atracción de talentos realizada por Gonzalo Rojas, bajo la orientación del propio Enrique Molina en sus últimos días, en tales momentos nadie cuestionó la naturaleza privada de la iniciativa dado el carácter integrador de la misma. Hoy nadie pudiese denostar tal emprendimiento dado que es un espacio para el desarrollo de talentos y es reconocida por estar dentro de los tres lugares de Chile y participar en ranking latinoamericanos de universidades.

Desde esta perspectiva la premisa que debiésemos plantearnos es ver como contribuimos a que este propuesta se materialice más allá de los loteos y distribuciones corpóreas hacia la concreción de un corazón para el desarrollo de la Región desde la atracción del talento internacional de la mano de la economía creativa, la tecnología y la independencia regional.

Silicon Valley no existiría sino fuese por el trabajo y la gestión del talento de la Escuela de Palo, principal foco de trabajo académico de vanguardia después de la postguerra y el gran desarrollo tecnológico que lograron desde las industrias culturales (hoy creativas), la comunicación y el trabajo interdisciplinario financiado por los agencias estratégicas de Gobierno.

Hoy tenemos la gran oportunidad de construir otro futuro con más oportunidades para el talento local y la inversión extranjera, por tanto el desafío es liberarse de los miedos y emprender de forma colaborativa e inclusiva en este corazón que aún no late.

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