Opinión

Silencio

Por: Diario Concepción 09 de Junio 2018
Fotografía: Diario Concepción

Jorge Porter Taschkewitz
Ingeniero Comercial UdeC

“Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos nada hagan” decía Edmund Burke, filósofo y político irlandés. Y desgraciadamente tiene la razón, por varias situaciones que están ocurriendo en Chile, no sólo ahora sino desde hace ya algunos años. Si bien el país ha avanzado en algunos aspectos, no es menos cierto que en otros realmente hemos retrocedido o no hemos avanzado a una velocidad y amplitud adecuadas.

Es indudable que hay muchas personas en el país que trabajan y se desempeñan honestamente, con enormes sacrificios y privaciones, las cuales se encuentran invisibilizadas frente a otros chilenos que sólo importan ellos y el resto no les interesa.

Desgraciadamente, minorías muy activas siguen pauteando la agenda con eslóganes de fácil difusión, con una prensa ávida de escándalos y de frases vendedoras, pero sin contenidos, logrando capturar la atención.

Las reales necesidades de la mayoría de los chilenos siempre pasan a un segundo o tercer plano para ser solucionadas o para que tengan una asignación razonable de recursos.

En muchas oportunidades, vemos un lenguaje odioso a todo nivel y como nunca una voracidad porque al gobierno de turno le vaya mal. Vemos actuaciones poco prudentes de todos lados y que sirve de caldo de cultivo para algunos políticos de poca representación electoral.

Aquí muy poco importan los millones de chilenos que se encuentran en la pobreza, muchos de los cuales están por generaciones en esa situación. No importan tampoco los miles de desempleados, los miles de empleados en la informalidad sin previsión ni salud, las decenas de miles de chilenos en colas para obtener un servicio de salud, los millones de chilenas que cada día deben soportar la violencia y la agresividad por años, los millones de personas de tercera edad con pensiones bajas, los millones de personas con enfermedades mentales, los millones de personas amenazados e intoxicados por el narcotráfico y la droga, o la tremenda discriminación al usar enormes recursos de todos los chilenos que se destinan exclusivamente a Santiago en más líneas del Metro, en financiar el desastroso Transantiago, una ampliación descomunal del aeropuerto, rotondas y autopistas a destajo, y cada uno podrá agregar otra discriminación evidente en contra de las regiones.

Cuán lejos estamos del hermoso dicho de Sor Teresa de Calcuta: “voy a pasar por la vida una sola vez, por eso cualquier cosa buena que yo pueda hacer a un ser humano, debo hacerla ahora porque no pasaré de nuevo por aquí”.

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